Xi Jinping en Moscú
PEDRO PITARCH - EL ANÁLISIS TÁCTICO DEL GENERAL (R) PITARCH (21/03/2023)
Rusia, empeñada en una guerra de desgaste frente al poder económico e industrial de más de 30 países, y solo con algunos apoyos exteriores, difícilmente podrá continuar la guerra indefinidamente
Putin asegura a Xi Jinping que está dispuesto a abordar su plan de paz para Ucrania
La mejora de las condiciones climáticas empieza a dinamizar la actividad combativa en el teatro, especialmente en las zonas de Bajmut y del noroeste de Donetsk. Allí, las tropas ucranianas emprenden algunas acciones ofensivas, si bien no exhiben potencia suficiente para desencadenar una contraofensiva ... de alcance mayor. Se constata que tanto Moscú como Kiev sufren un acusado desequilibrio entre el respectivo nivel de ambición en sus objetivos, tanto políticos como militares, y sus capacidades reales para alcanzarlos. Ucrania, para mantenerse sobre el terreno, depende casi absolutamente de los apoyos exteriores (OTAN y UE principalmente). Ejemplo paradigmático de ello ha sido el urgente acuerdo ministerial, el pasado lunes, en Bruselas, de destinar 2.000 millones de euros para municionar a las tropas ucranianas (España, siempre a rastras, todavía no lo ha firmado).
Rusia, empeñada en una guerra de desgaste frente al poder económico e industrial de más de 30 países, y solo con algunos apoyos exteriores, difícilmente podrá continuar la guerra indefinidamente, dependiendo casi exclusivamente de sus propios recursos (políticos, económicos y militares). Complicación a la que se añadiría la permanente presión internacional en forma de sanciones, y otros «castigos» como, por ejemplo, la reciente orden de arresto contra el presidente Putin, emitida por el Tribunal Penal Internacional (TPI, La Haya), por crímenes de guerra (presuntos secuestros de niños ucranianos), a pesar de que Rusia nunca ratificara el Estatuto de Roma del citado TPI. Es lo que Borrell -echando leña al fuego-, ha calificado como el «comienzo del proceso de rendición de cuentas».
La actual visita de Xi Jinping a Moscú es particularmente relevante, bien que resulte aventurado citar las intenciones del autócrata chino para abordar tal periplo, inmediatamente después de haber sido unánime e insólitamente reelegido, para un tercer mandato.
¿Se embarcará en un explícito apoyo militar de Pekín a Moscú? ¿Intentará congelarlo? ¿Tratará de asumir una función de mediador 'a la turca'? En todo caso, la mera reunión de Xi Jinping con Putin, durante varios días, supone un balón de oxígeno para este último. Parece que el conflicto ucraniano haya desperezado a China, ese «gigante dormido que, cuando despierte, moverá el mundo» (Napoleón dixit).