Xi Jinping visitará a Putin la próxima semana para impulsar un acuerdo de paz para Ucrania
En medio de las sospechas sobre el envío de armas chinas a Moscú, su visita apunta a un intento de mediación en la guerra de Ucrania porque luego podría hablar con Zelenski
China y Rusia se comprometen a crear una alianza que desafíe a EE.UU.
Rafael M. Mañueco y Pablo M. Díez
Corresponsal en Moscú/Pekín
De acuerdo con la nota que el Kremlin acaba de difundir en su página web, «del 20 al 22 de marzo de 2023, por invitación de Vladimir Putin, el presidente de la República Popular China, Xi Jinping, realizará una visita de Estado a Rusia». « ... Durante las conversaciones, se discutirán temas de actualidad sobre el desarrollo futuro de la asociación integral y la interacción estratégica entre Rusia y China», se subraya en el comunicado.
De la misma forma, se indica que «también está previsto un intercambio de puntos de vista en el contexto de la profundización de la cooperación ruso-china en el ámbito internacional. Se firmarán varios documentos bilaterales importantes». Por su parte, el portavoz del Ministerio de Exteriores chino, Wang Wenbin, confirmó las informaciones de la Presidencia rusa, asegurando además que el viaje a Rusia de Xi «será una visita de paz, China se propone jugar un papel constructivo en la resolución de la crisis en Ucrania».
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A comienzos de la presente semana, el rotativo norteamericano The Wall Street Journal ya avanzó que el presidente chino se trasladaría la semana que viene a Rusia para entrevistarse con Putin y hablar sobre las posibles vías que permitan detener el derramamiento de sangre en Ucrania. De igual forma, se aseguraba que, una vez finalicen las conversaciones en Moscú, Xi mantendrá una videoconferencia con su homólogo ucraniano, Volodímir Zelenski, para informarle de lo acordado con el presidente ruso. Sería el primer contacto de ambos desde el comienzo de la guerra.
Ayer jueves, el recién nombrado ministro de Exteriores chino, Qin Gang, le dijo a su homólogo ucraniano, Dmitro Kuleba, durante una conversación telefónica que «China teme que la crisis se agrave y se vuelva incontrolable y espera que todas las partes mantengan la calma», según el comunicado distribuido por su ministerio. Qin instó a su interlocutor a «reanudar lo antes posible las conversaciones de paz». Kuleba, por su parte, escribió en Twitter que con su colega chino «hablamos sobre la importancia del principio de integridad territorial».
La Casa Blanca manifestó ayer jueves que una conversación entre los presidentes de China y Ucrania sería «algo bueno». «Creemos que sería muy bueno si los dos hablaran», declaró a la prensa el portavoz del Consejo de Seguridad Nacional, John Kirby, Según sus palabras, «consideramos que es muy importante que los chinos escuchen el punto de vista de los ucranianos y no solo el de Putin».
China ha evitado hasta ahora condenar la invasión rusa de Ucrania y no se ha unido a las sanciones, pero en su plan de paz dado a conocer con motivo del primer aniversario del inicio del conflicto ha subrayado la necesidad de respetar la soberanía de las naciones y el respeto a sus fronteras, a su integridad territorial. Precisamente en este punto es en donde el acuerdo se vislumbra más complicado, ya que el Kremlin ha advertido repetidamente que los territorios actualmente ocupados, en Donetsk, Lugansk, Jersón y Zaporiyia, son ya parte de Rusia, al haber sido anexionados en septiembre del año pasado, y no serán devueltos a Ucrania.
Crecen las sospechas de envíos de armas
Desde hace meses, Kiev está intentando que Pekín use sus buenas relaciones con Moscú para detener la guerra, por lo que se abre una oportunidad para la paz. De momento, es todavía pequeña, ya que las operaciones militares sobre el terreno apuntan a una contraofensiva ucraniana en primavera para hacer retroceder la invasión rusa. Además, tanto EE.UU. como la Unión Europea desconfían de China, a la que han advertido de que no suministre armas a Rusia si no quiere enfrentarse también a sanciones económicas.
Aunque Pekín insiste en su neutralidad y ha negado reiteradamente que haya enviado armamento al Kremlin, crecen las sospechas de que le esté prestando cierto apoyo técnico y militar. Según publica Político citando datos de las aduanas, China habría mandado a Rusia el año pasado unos mil fusiles de asalto, 12 toneladas de chalecos antibalas y una docena de contenedores con piezas de drones.
A tenor de tal información, una de las mayores empresas estatales de defensa, China North Industries Group Corporation Limited, envió los fusiles en junio de 2022 a una firma rusa llamada Tehkrim, que también hace negocios con el ejército de su país. Dichos fusiles chinos semiautomáticos, CQ-A, son una copia del famoso modelo M-16 y los usan las fuerzas armadas de varios países, pero aparecen catalogados como «rifles civiles de caza» en los datos de la aduana, según Político.
De igual modo, hace meses que en el campo de batalla se ven drones del gigante chino DJI, sancionado por EE.UU. por ayudar al régimen de Pekín en la vigilancia y represión de los uigures musulmanes en la región de Xinjiang. Al parecer, tanto las armas como las piezas para los drones, como cámaras y baterías, habrían llegado de China a Rusia pasando por terceros países como Turquía o Emiratos Árabes Unidos, recoge Político.
Mientras se aclaran estas informaciones, Ucrania y Occidente se aferran a la esperanza de que la mediación china sirva para detener la guerra.
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