Israel da a Hamás plazo hasta el Ramadán para liberar a los rehenes

Netanyahu da hasta el 10 de marzo para su asalto Rafah, la ciudad donde se refugia la mayoría de los 1,7 millones de palestinos desplazados

Netanyahu afirma que no atacar Rafah sería como «perder la guerra»

Benjamin Netanyahu, primer ministro de Israel Reuters

El Gobierno israelí ha puesto finalmente fecha a su ofensiva en Gaza contra el principal -y en teoría último- bastión de Hamás: la ciudad de Rafah, en la frontera con Egipto. El ataque, ha dicho el miembro del Gabinete de Guerra Benny Gantz, ex ... ministro de Defensa, será el 10 de marzo, a menos que antes el grupo radical palestino no haya liberado a todos los rehenes israelíes que aún mantiene en su poder.

La fecha de la ofensiva contra Rafah, que podría sorprender a algunos porque el primer ministro Netanyahu lleva tiempo afirmando que el ataque es «inminente e inevitable», tiene para las autoridades israelíes su razón de ser. Da a los islamistas de Hamás más tiempo para entregar a sus rehenes (unos 130 quedarían con vida de los 250 que capturó el 7 de octubre pasado). Y fija una fecha emblemática en el calendario religioso de los musulmanes: el comienzo del ramadán, el tiempo de ayuno que en el islam se vive de modo público y obligatorio. Hamás atacó Israel en una fiesta religiosa judía; y lo que Israel pretende que sea el comienzo del final del movimiento islamista tendrá lugar en una fiesta religiosa musulmana.

Sobre el papel todo encaja. Pero la Prensa israelí no deja de advertir que la fecha es un compromiso entre el sector ‘duro’ del Gobierno, que encabeza el propio Netanyahu, y el más conciliador. La idea de entrar en Rafah -donde se apiñan en poco territorio millón y medio de civiles palestinos- a sangre y fuego también tiene mucha resistencia entre los generales israelíes. Cuando comenzó la ofensiva en el norte podían pedir a los civiles que huyeran al sur de la Franja. ¿Dónde les dirán ahora que se escondan?

Disuasión

La Administración Biden intenta disuadir a Netanyahu para que no lance el ataque contra Rafah, pero no trasciende que vaya a imponerle ninguna sanción si lo hace. Más delicada es la situación de Tel Aviv con las autoridades de Egipto. El Gobierno de Al Sisi se opone a una avalancha de centenares de miles de palestinos de Gaza, advierte que el acuerdo de paz de 1979 está en peligro si Israel ataca Rafah, pero se prepara para lo inevitable. A poca distancia del paso fronterizo Egipto está levantando a la carrera instalaciones amuralladas para acoger a miles de refugiados.

La mortandad de civiles en Rafah sea cual sea el tipo de ofensiva es la principal causa de inquietud. Y esa circunstancia también pesa en la fecha del 10 de marzo para el ataque. El gabinete de guerra israelí cree que hacer coincidir la ofensiva con el ramadán puede ser otro motivo de presión sobre Hamás para que se avenga a «hacer algo por su pueblo», después de haberlo conducido a la desgracia con la masacre de octubre. El argumento es un arma de doble filo, además de que subestima el grado de fanatismo de Hamás. El grupo radical se lanzó a esta guerra a sabiendas de cuál suele ser la respuesta habitual de Israel; y con la disposición de «morir matando».

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