Irán promete «una dura respuesta» tras el grave atentado que ha elevado al máximo la tensión en Oriente Próximo

«Los malvados y criminales enemigos de la nación iraní volvieron a crear un desastre y martirizaron a un gran número de personas queridas en Kermán», declaró el líder supremo iraní, Ali Jamenei, en un comunicado, añadiendo que «este desastre tendrá una dura respuesta». Además, el presidente iraní, Ebrahim Raisi, anunció que posponía su viaje a Turquía, previsto para el jueves, hasta que llegue «un momento apropiado». Por su parte, el presidente ruso, Vladímir Putin, estrecho aliado de Irán, envió sus condolencias y dijo que «el asesinato de gente pacífica que visitaba un cementerio es escandaloso por su crueldad y su cinismo». «Condenamos firmemente el terrorismo en todas sus formas», añadió el mandatario.

Por el momento, ningún grupo terrorista ha reivindicado la autoría del atentado, aunque, en el pasado, grupos terroristas suníes como Daesh o Al Qaida han golpeado Irán, un país donde es predominante el islam chií. En ese sentido, el Departamento de Estado de Estados Unidos envió el mismo miércoles un comunicado en el que negaba que Washington o Tel Aviv hayan tenido que ver en los hechos.

La procesión de dolientes en la que se produjo el atentado estaba compuesta por centenares de personas que se dirigían a la mezquita de Saheb al-Zaman de Kermán, una localidad situada en el centro de Irán en la que nació Soleimani y donde actualmente descansan sus restos mortales.

Si la muerte de Soleimani ya amenazó en 2020 con escalar la tensión en Oriente Próximo, el atentado que ha tenido lugar cuatro años después en la conmemoración del aniversario se produce en un escenario internacional mucho más peligroso. Desde el pasado 7 de octubre, la guerra entre Israel y Hamás ha terminado en una incursión terrestre y una campaña de bombardeos contra Gaza que ha terminado con la vida de más de 20.000 palestinos. Cerca de un centenar de israelíes todavía permanece secuestrado en la Franja y los supervivientes de los atentados islamistas que acabaron con 1.200 vidas luchan por recuperarse física y psicológicamente.

En ese contexto, la muerte del 'número 2' de Hamás -abatido por fuerzas israelíes- ha elevado el conflicto a un nivel más arriesgado. Precisamente, el líder de Hizbolá, Hasán Nasralá, reaccionó el miércoles a la operación en su contra y dijo que la pérdida de Saleh Al Arouri no quedará impune, aprovechando la ocasión para reivindicar las consecuencias positivas que la labor de los «mártires» tendrá a largo plazo en la región.