Un informe denuncia el aprovechamiento oculto que Cuba hace de los envíos privados como crédito para Gaesa

Alrededor de 300.000 cubanos llegaron a la frontera de Estados Unidos en 2022 y, aunque el flujo se ha reducido en 2023, la migración cubana sigue por encima de los años previos. Sin embargo, las remesas no han experimentado un alza proporcional. Cabe pensar que quienes salieron el año pasado de la isla aún no han estabilizado su situación en EE.UU. y no han podido por ahora reunir dinero para remitirlo a sus familiares en la isla, pero un informe de Havana Consulting Group (HCG) señala otras razones: por un lado, la masiva migración ha dado lugar sobre todo a reunificaciones familiares (muchos de quienes salen van a reunirse con sus familiares y apenas les quedan estrechos parientes en Cuba a los que sustentar desde el exterior); por otro, la desconfianza hacia un sistema que el estado ha logrado controlar para su propia financiación (han vuelto a aumentar los envíos informales que intentan evitar el aprovechamiento oficial).

El informe, elaborado por Emilio Morales, presidente de HCG, indica que en 2019 los envíos monetarios marcaron un récord de 3.716 millones de dólares, para luego descender el año de la pandemia a 2.348 millones y de nuevo a 1.084 millones en 2021, a pesar de la recuperación de la economía global que entonces comenzaba a darse. En 2022 fueron de 2.040 millones, una cifra algo superior, pero un 45% por debajo respecto a 2019.

La misma evolución, aunque con sumas menores, ofrece un estudio de Diálogo Interamericano a cargo del especialista Manuel Orozco. De 1.531 millones en 2019 se habría caído a 995 millones en 2020, para subir ligeramente a los 1.222 millones en 2022, un 20% por debajo del récord anterior a la pandemia. La divergencia de los montos totales entre ambos estudios se debe a la dificultad de rastrear remesas que en realidad muchas veces se envían a terceros países y además por canales informales. De hecho, Morales advierte que la vía informal, que había caído al 50% en los años del deshielo entre EE.UU. y Cuba, fue del 85% en 2022.

En su investigación, Morales desvela el aprovechamiento financiero que la dictadura cubana obtiene de las remesas, pues antes de llegar a sus destinatarios el dinero enviado es usado, a través de un entramado de empresas, como especial línea de crédito sin intereses por Gaesa, el conglomerado controlado por los militares que domina gran parte de la actividad económica en la isla. Gaesa obtuvo el control de la Corporación Cimex, luego de Etecsa y más recientemente de Orbitsa, entidades creadas por el castrismo para entregar las remesas a los ciudadanos destinatarios. A falta de líneas de créditos, las remesas se han convertido en la «principal fuente de financiación» del estado, asegura Morales.

Si la recepción de remesas fue autorizada por primera vez por Fidel Castro en 1993, como modo de aliviar la grave crisis del «periodo especial» tras la caída de la URSS, ahora estos envíos vuelven a constituir un balón de oxígeno en el nuevo «periodo especial» en el que se encuentra la isla. «The Economist» considera que las remesas constituyen entre el 2% y el 3% del PIB y el 24% de las exportaciones. Por su parte Orozco apunta que el 26% de los hogares cubanos reciben esas ayudas desde el exterior, que al entrar en el comercio local beneficiarían al 70% de las familias, según calcula el «think tank» WOLA.

Desde su comienzo en 1993, los envíos en efectivo podrían haber alcanzado los 52.250 millones de dólares, de acuerdo con el cómputo de la investigación de HCG, que estima que en envíos en especie (ropa, medicina, comida y otros bienes de consumo) se alcanzó un valor similar. Así, en estos treinta años, la ayuda exterior de los cubanos en el exilio habría sido de 100.000 millones de dólares, superando los ingresos obtenidos por el régimen por exportación en ese periodo.