Histórico acuerdo comercial entre China y Taiwán

El régimen de Pekín rebaja o elimina los aranceles a los productos de la isla para seguir atrayéndose a Taipei con su crecimiento económico

Histórico acuerdo comercial entre China y Taiwán REUTERS

PABLO M. DÍEZ

Lo que no consiguieron décadas de amenazas de guerra y propaganda comunista pueden lograrlo el dinero y la capitalista economía de mercado: la reunificación, quizás algún día todavía lejano, de China y Taiwán . Separados desde el final de la guerra civil en 1949, el ... régimen de Pekín y Taipei han firmado hoy un tratado histórico que les acerca aún más dando un paso decidido al libre comercio.

Mediante los 16 artículos del denominado Acuerdo Marco de Cooperación Económica, China rebajará, en ocasiones hasta eliminarlos, los aranceles que gravan la importación de 539 productos taiwaneses, que van desde derivados petroquímicos hasta componentes automovilísticos o maquinaria y representan el 16 por ciento de las exportaciones de la isla al continente. En sentido contario, Taipei aplicará la misma reducción de tarifas aduaneras a 267 artículos procedentes de China, que suponen el 10,5 por ciento de sus ventas a la isla. Además de rubricar otro convenio para la protección de los derechos de propiedad intelectual, Pekín abrirá el acceso de las compañías taiwanesas a 11 sectores como el financiero, los seguros, la contabilidad y la medicina privada.

Según los cálculos que manejan los expertos, este acuerdo inyectará en su ya fluido comercio bilateral más de 90.230 millones de euros anuales, de los cuales Taiwán se llevará unos 65.631 millones y China 24.605.

Pero al régimen de Pekín no le importa tal desequilibrio no sólo por dirigir la “fábrica global” gracias a su baratísima mano de obra, sino por el enorme calado histórico que tiene este acuerdo. Buena prueba de ello es que ha sido suscrito en Chongqing, una megalópolis del sur de China bañada por el río Yangtsé y cercana a la presa de las Tres Gargantas con especial trascendencia histórica para las relaciones entre Pekín y Taipei. Al finalizar la Segunda Guerra Mundial, en Chongqing se reunieron el guerrillero revolucionario Mao Zedong y el entonces caudillo de China, Chiang Kai-chek, para negociar una tregua que trajera la paz al país tras la expulsión de los japoneses.

El acuerdo fue imposible y la guerra entre los comunistas y el Gobierno del Kuomintang se prolongó cuatro años más hasta que el Generalísimo Chiang Kai-chek huyó a Taiwán, que desde entonces ha permanecido al margen del régimen comunista y bajo su constante retórica belicista.

Aunque China mantiene 1.300 misiles apuntando al otro lado del Estrecho de Formosa, una de las habituales “zonas calientes” del planeta, en los últimos tiempos ha utilizado su extraordinario crecimiento económico para atraerse a Taiwán . No en vano, el continente es ya el primer socio comercial de la isla y su principal destino inversor. En las dos últimas décadas, las 40.000 compañías taiwanesas registradas en China, donde viven un millón de empresarios de la isla con sus familias, han destinado más de 68.000 millones de euros.

“Firmar este acuerdo comercial no es sólo un hito en las relaciones económicas entre ambas partes, sino también un paso crucial en la integración económica regional”, se congratuló Chiang Pin-Kung, presidente de la Fundación para Intercambios en el Estrecho, un organismo semioficial de Taiwán que se encarga de las relaciones diplomáticas con China.

Para Chen Yunlin, el negociador del continente como responsable de la Asociación para las Relaciones en el Estrecho de Taiwán, se trata de un pacto “entre iguales y con beneficios mutuos”.

En un mundo cada vez más globalizado, los empresarios de la isla, que es independiente “de facto” pero sólo es reconocida por una veintena de pequeños Estados, se aseguran así el acceso al vasto y dinámico mercado de China, que tiene desde el pasado 1 de enero tratados de libre comercio con los países del Sureste Asiático.

Acercamiento a través del Estrecho

Con este acuerdo, que será ratificado por el Parlamento de Taiwán el mes próximo, el presidente de la Taiwán, Ma Ying-jeou, prosigue su acercamiento a China tras relevar en las elecciones de hace dos años al independentista Chen Shui-bian. Condenado por corrupción, éste purga en la cárcel sus provocaciones al régimen de Pekín, que enturbiaron las relaciones no sólo políticas sino también económicas entre ambas partes.

Aunque Ma Ying-jeou ha insistido en que este acuerdo comercial creará 260.000 puestos de trabajo e impulsará un 1,7 por ciento el Producto Interior Bruto (PIB) de la isla, más de 30.000 seguidores del opositor Partido Democrático Progresista (PDP) se manifestaron el fin de semana por las calles de Taipei para protestar contra el tratado.

Tras el vuelco electoral de marzo de 2008, el Kuomintang de Ma Ying-jeou ha impulsado los vuelos directos entre China y Taiwán, que ya son 370 a la semana; la apertura de rutas marítimas entre los puertos para los transportes de mercancías y las comunicaciones por correo a ambas orillas del Estrecho. Como consecuencia, miles de taiwaneses han podido visitar China y 344.000 chinos del continente han viajado a la isla, pero todavía en grupo porque no se permiten los desplazamientos privados de turistas.

A pesar de las últimas movilizaciones, las encuestas reflejan el apoyo de los taiwaneses al acuerdo, pero siguen mostrando su negativa a reunificarse con el continente. Al menos de momento. Porque gracias al comercio y el dinero, y no a las armas, los pragmáticos chinos de uno y otro lado del Estrecho de Formosa se encuentran cada vez más cerca.

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