Taiwán y China negocian suprimir esta primavera sus barreras comerciales
El pragmatismo económico se impone a la rivalidad política y los representantes de Taipei y Pekín abrirán este mes una nueva ronda negociadora
Después de 60 años sin avances en el frente político, Taiwán y China se han puesto definitivamente manos a la obra para su integración económica. La próxima primavera, si no se tuercen los planes avanzados hoy por la entidad taiwanesa encargada de las negociaciones con ... Pekín, ambas partes sellarán un acuerdo marco de cooperación comercial (EFCA, según su denominación en inglés) que puede resultar histórico.
Desde 1949, cuando triunfó la República Popular de China de Mao y el gobierno de Chiang Kai-shek se retiró a Taiwán, el régimen comunista nunca ha dejado de aspirar a incorporar a la «isla rebelde» como parte de su territorio. De hecho, centenares de misiles siguen apuntando hacia ella sin que hasta ahora haya entrado en negociación su retirada. Sin embargo, el pragmatismo económico se está imponiendo en sus relaciones, abriendo una nueva etapa de cooperación que no todos ven con buenos ojos.
El vicepresidente de la Fundación para las Relaciones a través del Estrecho de Formosa (SAF), Koong-lian Kao, viajará este mismo miércoles a China para preparar la cuarta ronda de las conversaciones que se pusieron en marcha tras la vuelta al poder del Kuomintang (KMT) de la mano de su actual presidente, Ma Ying-jeou, quien, abrumado por el poderío de su gigantesco vecino y apremiado por la necesidad de explotar un mercado de 1.300 millones de habitantes, apuesta de manera decidida por el acercamiento económico.
Esta nueva ronda negociadora tendrá lugar de manera formal antes de que acabe el año, según anunció el propio Koong-lian Kao, y se fijará como objetivos firmar cuatro acuerdos de cooperación sobre garantías de los productos agrícolas, homologación de las inspecciones y certificaciones de los productos, cooperación pesquera y la supresión de barreras fiscales.
Este último punto resulta clave para Taipei, que pretende que la China continental -como la denominan desde la isla- reduzca los aranceles del 9% de media que sufren sus exportaciones, que el año pasado superaron los 66.000 millones de euros, mientras que para las importaciones procedentes de China, Taiwán aplica sólo un 4%, según los datos aportados por el vicepresidente de la SAF. En todo caso, las «francamente, las negociaciones van a ser duras», reconoce el vicepresidente de la entidad negociadora.
Los acuerdos a los que se pueda llegar en estas nuevas negociaciones y el acuerdo EFCA se sumarían a otras medidas acordadas hasta ahora , como la admisión de turistas chinos a la isla, la puesta en marcha de vuelos regulares entre ambos territorios -inexistentes hasta hace unos meses-, la cooperación en materia de supervisión financiera, la normalización de los servicios postales y la apertura de los puertos taiwaneses a China, entre otras.
Se trata, según explica el diputado-ministro del Consejo para el Planeamiento y Desarrollo Económico, de una política de aproximación a China «paso a paso», identificando en cada momento los sectores en los que es posible la cooperación. Además, las ambiciones de Taiwán, una potencia exportadora sobre todo en productos de alta tecnología, es el acceso a los mercados globales.
Los opositores y hasta 2008 gobernantes del PDP, partidarios de la independencia de Taiwán, creen en cambio que esta política es contraria a los intereses de la isla y viene a favorecer las ambiciones chinas sobre la antigua Formosa.
En la actualidad, Taiwán sólo está reconocida como estado por una veintena de países y no pertenece a importantes organismos internacionales como la ONU. La mayoría de países desarrollados de peso, entre ellos España, carece de embajada en la isla.
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