Estéfanos Kaselakis se impone en las primarias de Syriza

Para sorpresa de todos, el pasado domingo 17 de septiembre, Kaselakis consiguió 9 puntos de ventaja frente a Efi Ajchioglu, la candidata favorita de las encuestas para la primera vuelta de las primarias. Hace menos de un mes, el joven armador de 35 años presentaba su candidatura a las primarias de la coalición radical. Kaselakis, con residencia permanente en Estados Unidos desde hace más de 20 años, era un absoluto desconocido para sus compatriotas. Sin embargo, su vídeo de presentación, su forma coloquial y cercana de hablar, y sin duda, su inigualable presencia física, le hicieron estar en boca de todos.

En las puertas del centro cultural del suburbio de Nea Smyrni, en el sur de Atenas, decenas de personas esperaban con paciencia la llegada de Kaselakis. «Si no hubiese ganado Kaselakis la primera vuelta, no habría venido a votar», explicaba a ABC Vula, una votante que acudió a las urnas con su madre Keti, de 95 años. «Kasekalis es lo que necesita Syriza para salir adelante, es un rostro nuevo, con ideas nuevas».

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Un corrillo de cinco mujeres comentaba la situación mientras esperaban a que Kaselakis saliera del centro electoral. «Queremos algo nuevo, porque los viejos políticos ya hemos visto lo que hacen. Estamos hartas de escuchar promesas que no se cumplen», comentó Vaso. «Queremos una izquierda moderna y creemos que Kaselaki puede renovar la izquierda griega», añadió Jrisula.

Sin embargo, Apostolos, un jubilado de 70 años, optó por votar a Ajchoglu cuya propuesta considera seria y dentro de las líneas clásicas del partido. «A Kaselakis le hace falta mucha formación aún sobre política y realidad griega», explica a este periódico. «No nos quedemos en la superficie y votemos con lógica». Antonis, un joven de 30 años apoyó también a Ajchoglu porque aprecia su trayectoria política dentro del partido y porque su programa «propone alternativas de mejora que harán que la gente joven como yo, no tengamos que marcharnos del país», explica. «Esto no significa que no me alegre de la candidatura de Kaselakis. Siempre es bueno que haya caras nuevas, aunque le veo muy verde en política», añade.

Tras arrasar en la primera vuelta de las primarias, los medios griegos han retrasmitido con todo detalle el día a día de Kaselakis, en una cobertura jamás vista hasta ahora en el país heleno. Uno de los momentos más surrealistas fue cuando el presentador de uno de los magazines matinales más exitosos de la televisión griega entrevistó a la supuesta abuela de Kasekalis, quien, en directo, afirmó que tanto Kaselakis como su familia eran «votantes del partido conservador Nueva Democracia de toda la vida». Kaselakis no tuvo más remedio que pedir respeto hacia la memoria de sus fallecidas abuelas.

El empresario también ha sido víctima de una campaña de desprestigio por parte de algunos de sus compañeros de partido. Aunque la candidatura de Kaselakis provocó fuertes críticas por parte de tres de los cinco candidatos a la Secretaría General del partido en la primera vuelta, Efi Ajchoglu, segura de su victoria, en un primer momento dio la bienvenida al nuevo aspirante. No obstante, tras la derrota en primera vuelta se sumó a las críticas de sus compañeros y tildó la propuesta del empresario como «poco seria y sin contenido político». Desde ese momento, la política griega basó su campaña electoral de cara a la segunda vuelta en un contrataque hacia Kaselakis, con consecuencias nefastas para ella en las urnas.

Kasalakis se afilió a Syriza el pasado 17 de septiembre, minutos antes de votar en las primarias. Aunque siempre ha dicho que lo que sabe de política lo aprendió de Alexis Tsipras, quien fue líder de la coalición de izquierda radical durante 15 años, no formó parte de las listas del partido en las elecciones del pasado mes de junio y, por lo tanto, no cuenta con escaño en el Parlamento heleno. Según los expertos, se trata de una cuestión menor que se puede solucionar con la dimisión de varios de los diputados de la coalición de izquierda radical.

Al partido le esperan semanas de negociaciones largas entre sus miembros para ver si consiguen que el nuevo secretario general cuente con su escaño en el Parlamento o, por el contrario, lidere el partido desde fuera de las instituciones democráticas.