ERE de espías en EE.UU.: la CIA se apunta al plan de recortes de Trump

Se trata de la primera vez que la Administración Trump extiende sus esfuerzos de reducción de plantilla a las agencias de inteligencia y seguridad nacional, lo que ha generado inquietud dentro de la comunidad de inteligencia. De momento, los funcionarios, casi todos los dos millones que hay en Estados Unidos, pueden acogerse a este plan de bajas hasta este 6 de febrero.

En el caso de la Inteligencia, la salida de personal con años de experiencia y acceso a información clasificada podría debilitar la capacidad operativa de las agencias y comprometer secretos clave en un momento de creciente tensión geopolítica. Aun así, un espía o analista de inteligencia que cause baja está obligado por ley a mantener la confidencialidad de la información que ha manejado.

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Mikel Ayestaran | Corresponsal en Estambul

La carta de baja incentivada, similar a la enviada previamente a empleados federales civiles, ha sido extendida a cualquier trabajador de las agencias de Inteligencia. ABC ha podido comprobar que analistas de inteligencia asignados a la dirección de inteligencia han recibido dos comunicaciones al respecto. Por un lado, la carta de dimisión con siete meses de compensación. Por otro, un correo posterior detallando los beneficios adicionales de la oferta, como la posibilidad de disfrutar de un período de vacaciones con seguro médico y la opción de recibir la indemnización incluso si se comienza a trabajar en otro empleo.

«Estas medidas forman parte de una estrategia integral para infundir nueva energía en la agencia, ofrecer oportunidades a nuevos líderes y mejorar la capacidad de la CIA para cumplir su misión», afirmó la agencia de inteligencia en un comunicado.

El léxico utilizado en estas ofertas de dimisión voluntaria ha llamado la atención de muchos dentro del funcionariado. La carta, titulada en inglés «Fork in the Road» («Encrucijada»), evoca los correos enviados por Musk a los empleados de Twitter tras su compra de la empresa en 2022. Musk, ahora director del llamado Departamento de Eficiencia Gubernamental (DOGE, por sus siglas en inglés), ha estado supervisando personalmente la reducción del Gobierno federal con la aprobación directa de Trump.

Durante las últimas semanas, Musk y su equipo han visitado múltiples agencias federales, incluida la CIA y la NSA, para analizar su estructura, burocracia y eficacia. Su acceso a servidores y datos clasificados en otras instalaciones gubernamentales ha desatado protestas internas y hasta denuncias, ya que múltiples empleados han alertado sobre una posible vulneración de su derecho a l intimidad.

Esta ofensiva contra la burocracia federal no se limita a la CIA y la NSA. En la Agencia de los Estados Unidos para el Desarrollo Internacional (USAID), todos los empleados han sido suspendidos de empleo pero no de sueldo hasta nueva orden. Trump ha acusado a la agencia de fraude y de abuso de recursos públicos. Musk ha defendido el desmantelamiento de la agencia y su incorporación al departamento de Estado.

La reestructuración también ha alcanzado al mismo Departamento de Estado, donde diplomáticos veteranos han sido forzados a dimitir y se han cancelado programas clave de cooperación internacional. La estrategia de Trump, promovida por su secretario de Estado Marco Rubio, busca reducir la influencia de instituciones multilaterales y reorientar la política exterior estadounidense hacia una postura más aislacionista.

Sin embargo, la salida de expertos en seguridad nacional y desarrollo internacional podría debilitar la posición global de Estados Unidos. USAID, por ejemplo, juega un papel crucial en la diplomacia estadounidense al proporcionar ayuda a regiones más expuestas a la influencia de Rusia y China.

La forma en que se están llevando a cabo los despidos masivos ha provocado alarma entre los propios empleados de inteligencia y en sectores de la oposición demócrata. La eliminación de personal clave con experiencia en operaciones de seguridad nacional, combinada con la supervisión de Musk, genera dudas sobre si se trata realmente de una reestructuración técnica o de una purga ideológica.

El clima de incertidumbre en Washington es evidente estos días. Miles de empleados federales han visto sus carreras tambalearse en cuestión de semanas, y el miedo a despidos ha silenciado muchas de las críticas internas. Sindicatos y abogados han instado a los trabajadores a no firmar las renuncias sin consultar a sus abogados, destacando la ambigüedad en los términos de la oferta y las posibles implicaciones para beneficios de jubilación, sanidad y seguridad social.

A medida que la Administración Trump avanza con su plan de «limpiar Washington», la comunidad de inteligencia se ve en esa encrucijada de Trump. La salida masiva de empleados de la CIA y la NSA podría transformar radicalmente la forma en que Estados Unidos conduce su seguridad nacional.

Mientras tanto, la Casa Blanca sigue firme en su visión de reducir la burocracia al mínimo, aunque esto signifique sacrificar décadas de experiencia y conocimiento acumulado en los servicios de inteligencia.