Edvardas Smiltenas: «La guerra no es solo por Putin. Es la mentalidad del imperialismo ruso»

—La guerra en Ucrania ha cambiado el panorama europeo y mundial, ¿cómo lo están viviendo en Letonia, un país que comparte varios cientos de kilómetros de frontera con Rusia?

—Desde los países bálticos, desde mi país, llevábamos tiempo avisando que Rusia era un peligro para las naciones democráticas. Ya interfirieron en elecciones, han construido su red de agentes (el grupo Wagner) por todo el mundo; están tratando de buscar influencia en África y América Latina junto con China; han utilizado la cooperación económica y energética para influir… todo esto estaba sucediendo antes de la invasión, pero la guerra en Ucrania ha significado un nivel de mayor crueldad.

—¿Cómo valora el papel de la Unión Europea y de la OTAN?

—Durante muchos años hemos estado preguntándonos hacia dónde iban la OTAN y la Unión Europea, qué defendemos, cuál es nuestro enemigo. Mientras, Rusia ha estado deteriorando Europa, buscando las grietas en países divididos para desestabilizar. Ahora en la Unión hay metas y objetivos claros y la razón por la que se fundó la OTAN está clara: defendernos de un enemigo común como Rusia. En el último año hemos hecho más cosas que en los anteriores 30 dentro de la OTAN. Tenemos una cooperación muy estrecha. En el plano político por ejemplo, está la declaración de Rusia como estado terrorista, o la construcción de una hoja de ruta para Ucrania como un estado miembro de la OTAN.

—Su país ha enviado una gran cantidad de ayuda económica, militar y también humanitaria a Ucrania ¿hasta cuándo podrán seguir ayudando?

—No tenemos otra opción, sólo continuar con la ayuda a un país vecino que lo necesita. Lo que está viviendo Ucrania es un problema común para Europa. Si pasara en España, también sería un problema para Letonia.

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—En Letonia hay un gran número de rusoparlantes. Según Naciones Unidas, es el cuarto país con mayor número de apátridas (209.000), ¿cuál es su situación en la república?

—En la noche del 23 al 24 de febrero muchos letonos nos manifestamos delante de la Embajada rusa en Riga en contra de la invasión en Ucrania. Detrás de mí había ciudadanos rusos que llevaban la bandera de Ucrania y pedían en ruso parar la invasión. Otro ejemplo de la desconexión con Moscú es que en nuestro país hay un partido con fuertes conexiones rusas (Unión Rusa Letona).

En anteriores comicios siempre había conseguido representación en el Parlamento, pero en las últimas elecciones (en 2022) no consiguieron escaño. Es la primera vez en la historia de este partido que no logra representación. Existe un consenso en la sociedad de que la época soviética ha finalizado. En 1991 se desintegró pero ahora, 30 años después, es cuando realmente se está estrellando. Es ahora cuando la concepción soviética está desapareciendo.

—En su país han prohibido las televisiones en habla rusa y están exigiendo un examen de letón para poder optar a la ciudadanía letona.

—Ha habido un gran problema con este asunto. En esos canales, que además no cumplen la ley al no subtitular en letón, han estado promoviendo mentiras y propaganda rusa como que Crimea ya es parte de Rusia o estaban pidiendo dinero para los soldados rusos en el frente. Estos canales no cumplen con la legislación letona y por eso se prohibieron. Con las redes sociales no es tan fácil, y es donde los rusos están llevando a cabo su campaña de propaganda más intensamente.

—Polonia ha construido una especie de valla para protegerse de Rusia en su frontera con Kaliningrado. Finlandia está pensando en hacer lo mismo. Su país también comparte un gran territorio fronterizo con Rusia, ¿han pensado en algo similar?

—Es un gesto más simbólico. Estamos en una nueva guerra fría donde hay un nuevo telón de acero. Si fuese necesario, lo construiríamos, aunque no nos salvaría de un ataque ruso, sí haría más efectiva por ejemplo, la política de disuasión de la Alianza Atlántica. Pero el gran problema no es Putin, es la mentalidad imperialista rusa.

—Gazprom suministraba gas a Letonia, pero en julio dejó de hacerlo y cortó el abastecimiento, ¿qué plan tienen?

—A partir del año que viene vamos a ser totalmente independientes del suministro de gas ruso. Hemos conseguido total independencia y libertad en el sector energético. Dependíamos del gas ruso, pero contamos con una buena instalación de almacenamiento que nos permite bombear gas y vivir durante dos años sin problemas. Pasado este tiempo necesitamos obtenerlo de alguna parte, pero estamos en ello. Además, tenemos que tener en cuenta la energía renovable. Europa empezó con esta política sin saber muy bien cuánto constaría y sin tener un plan exacto. Ahora, la energía verde se ha convertido en la bandera de la libertad, así que tenemos que sacar provecho de todo ello.

—¿Temen una agresión rusa?

—Por supuesto. En cualquier momento puede pasar. Pero estamos preparados.