Cuba incumple el plazo prometido apara liberar a los presos cubanos
Finalizó el plazo para la liberación de los disidentes cubanos del «Grupo de los 75» y aún quedan 13 encarcelados
ESTEBAN VILLAREJO
Los Castro incumplieron su promesa: cuatro meses después, las cárceles cubanas siguen albergando a presos políticos. Son trece opositores —del denominado «Grupo de los 75», encarcelados en la «Primavera Negra» cubana de 2003— que se niegan a aceptar el exilio impuesto por el régimen castristas ... en España, una «oferta» que sí han aceptado otros 39 compañeros que se encuentran en territorio español.
El «exilio» a España también fue aceptado por otros siete disidentes que no pertenecían al «Grupo de los 75», acusado de conspirar con EE.UU., atentar contra la independencia del Estado cubano y «socavar los principios de la revolución», según la justicia (?) cubana.
La realidad la resume a ABC Laura Pollán, portavoz de las Damas de Blanco y cuyo marido está aún en prisión: «Raúl Castro ha jugado y engañado a España, al Vaticano y a la comunidad internacional». Se refiere así al anuncio que realizó el pasado 7 de julio el Gobierno cubano —a través de la Iglesia cubana—, de que en «un plazo de tres o cuatro meses» liberaría a todos los presos políticos de Cuba. Fue una promesa lanzada, a modo de maniobra diplomática, para tratar de ablandar la posición única de la UE. Una promesa ahora incumplida.
La portavoz de las Damas de Blanco —grupo de esposas, madres e hijas de los detenidos en 2003— aseguró que esta situación revela que «los Castro no tienen palabra, que no se puede creer en ellos». Según Pollán, la Embajada de España en Cuba y la Iglesia les han pedido que tengan esperanza sobre las excarcelaciones, pero Pollán responde: «Ellos no saben lo hermético que es este gobierno».
«Somos mujeres de fe y esperanza. Hemos apelado al corazón de nuestros dirigentes. Pero por ahora no hay nada de nada. Siguen en prisión», traslada con tono de frustración. En la cárcel, su marido: Héctor Maseda, un ingeniero electrónico y periodista de 67 años que afronta una condena de 20 años.
Para Guillermo Fariñas —disidente cubano y premio Sájarov 2010— el Gobierno cubano ha incumplido su promesa «porque no logró el levantamiento de la política de posición común de la UE hacia Cuba». Además habla de venganza por parte del castrismo: «Están utilizando a nuestros hermanos como instrumento de venganza ante la opinión publica internacional. Están vengándose a través de nuestros hermanos».
Fariñas se mostró dispuesto a mostrarse como «observador» ante la situación de los 13 presos políticos pero rechaza, por ahora, iniciar una nueva huelga de hambre —ha realizado más de 20 desde 1995— «hasta confirmar que la situación no tenga solución de ningún tipo».
Por su parte, el secretario de la Conferencia de Obispos de Cuba, José Félix Pérez, mostró su extrañeza —«no sé cómo interpretarlo»— por el hecho de que el Gobierno cubano esté excarcelando a presos que no son del «Grupo de los 75» cuando no se han completado aún las liberaciones de ese colectivo.
En declaraciones a Efe, el párroco de la iglesia habanera desde la que parten las manifestaciones de las Damas de Blanco reclamando la libertad de los presos políticos aún mantiene la esperanza intacta: «Se tomarán las mejores decisiones».
Acoso a las Damas de Blanco
Berta Soler —otra de las Damas de Blanco cuyo marido, Ángel Moya, sigue en prisión— relata además la difícil situación que vive este grupo de protesta: «Hemos sido constantemente acosadas con llamadas telefónicas de supuestos presos comunes o familiares de estos que nos acusan de entorpecer las liberaciones de sus supuestos familiares. Nos acusan de no incluirles en la lista de presos políticos y de conciencia».
Por su parte, el presidente de la opositora Comisión Cubana de Derechos Humanos y Reconciliación Nacional, Elizardo Sánchez, restó importancia a los plazos de la liberación de los 13 disidentes que aún permanecen en prisión: «Lo que importa es que el Gobierno cubano ha dejado en prisión en condiciones infrahumanas a estos 13 presos de conciencia».
Economistas, periodistas, un profesor, electricistas, algún agricultor... son algunas de las profesiones de los aún encarcelados. En común tienen su oposición en rotundo a la última farsa de los Castro: un exilio en España como liberación.
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