Al menos ocho detenidos por negligencia por el incendio de Shanghai
La Policía sospecha que soldadores sin licencia quemaron materiales de construcción y provocaron el fuego, que ha matado de momento a 53 personas
Al menos ocho detenidos por negligencia por el incendio de Shanghai
Tal y como se temía, una negligencia motivada por falta de medidas de seguridad parece estar tras la tragedia del incendio en un rascacielos de Shanghái, que ayer se cobró al menos 53 muertos y 70 heridos .
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De momento, y según informan los medios ... oficiales, han sido detenidos ocho trabajadores porque se sospecha que cuatro de ellos, soldadores sin licencia, quemaron materiales de construcción y provocaron un fuego que se propagó rápidamente por las lonas y andamias que recubrían el edificio de 28 plantas, que estaba siendo rehabilitado. Otra hipótesis apunta a una mala instalación eléctrica que habría sido montada por operarios también sin licencia, pero la investigación no ha hecho más que comenzar en medio del tradicional hermetismo de las autoridades chinas.
Al margen de las causas, las llamas se iniciaron en el décimo piso y se extendieron con rapidez por el resto del inmueble, habitado por bastantes profesores retirados. Presa del pánico, los vecinos trataron de huir del fuego encaramándose a los andamios. Junto a los 53 fallecidos, hay 70 hospitalizados, 15 de ellos en estado grave al ser personas mayores que sufren problemas respiratorios por haber inhalado el humo del incendio.
En la jungla de 4.000 rascacielos que pueblan Shanghái, una ciudad de 20 millones de habitantes que parece copiada de la película de ciencia ficción “Blade Runner”, la pira de este “coloso en llamas” chino ha puesto en evidencia la falta de seguridad generalizada en las obras. Para el autoritario régimen de Pekín, que presume de haber convertido al país en la segunda economía del mundo gracias a su frenético y descontrolado desarrollismo, las espectaculares imágenes del incendio desatado en el edificio suponen una bofetada de cara a la opinión pública. Máxime cuando acaba de clausurar la Expo de Shanghái e inaugurar los Juegos Asiáticos en Cantón (Guangzhou) para epatar de nuevo al mundo con su crecimiento económico.
Mientras el ministro de Seguridad Pública, Meng Jianzhu, ha instado a los investigadores a esclarecer cuanto antes las causas del siniestro, ya se han escuchado las primeras críticas por parte de vecinos y familiares de fallecidos. “Es difícil creer al Gobierno ahora. Los simulacros siempre salen bien en la televisión, pero cuando hay un fuego de verdad, son inútiles”, se quejaba a las agencias internacionales la hija de una fallecida en la novena planta, quien sospechaba que “debe haber algo ilegal en los materiales de construcción” para la reforma del inmueble, que supuestamente pretendía mejorar su seguridad.
“Este fuego ha sido un desastre provocado por la mano del hombre y debemos perseguir a los presuntos causantes por su responsabilidad”, aseguraba el subcomisario de Policía de Shanghái, Chen Jiulong.
Realojados en albergues temporales, otros afectados se quejaban a las agencias internacionales de que los agentes les impedían ir al tanatorio para identificar los cadáveres de sus familiares.
Para sofocar las llamas del incendio fueron necesarios 200 bomberos, que lucharon varias horas contra el fuego, avivado por el fuerte viento, y rescataron a 107 personas.
En los últimos años han sido frecuentes los incendios con víctimas mortales en karaokes y salas de fiestas que carecen de salidas de emergencia. Previamente, el último gran fuego en China se remonta a 2003, cuando perecieron 53 personas en un supermercado de la provincia de Jilin, y al año 2000, cuando otras 300 perdieron la vida en otro centro comercial en Henan. El año pasado, otro infernal incendio devoró en Pekín un rascacielos que estuvo a punto de quemar la emblemática nueva torre de la televisión estatal CCTV, todavía en construcción. El fuego, que mató a un bombero, se originó por la potencia de los petardos y fuegos artificiales que prendieron los trabajadores para celebrar el Año Nuevo chino, pese a las advertencias de la Policía de que eran ilegales.
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