Crece la bronca entre el primer ministro británico y Elon Musk por los disturbios en Reino Unido

El Reino Unido ha sido testigo de violentos enfrentamientos en diversas localidades desde hace una semana, con ataques a mezquitas y centros de acogida para solicitantes de asilo. La chispa que encendió esta mecha fue el asesinato de tres niñas en una clase de danza en Southport la semana pasada, seguido de una avalancha de desinformación en redes sociales sobre la identidad del atacante. Elon Musk, dueño de una de las más grandes, X (anteriormente Twitter), no tardó en pronunciarse en su plataforma, afirmando que «la guerra civil es inevitable» en el país, un comentario que fue sido duramente criticado por figuras del Gobierno británico.

Heidi Alexander, secretaria de estado de tribunales, calificó los comentarios de Musk como «totalmente injustificables» y «bastante deplorables». «En este momento, todos deberíamos estar llamando a la calma», añadió Alexander en una entrevista con la BBC. Según ella, Musk tiene una «enorme responsabilidad» debido al alcance global de su plataforma y debería abstenerse de hacer declaraciones que puedan inflamar aún más la situación.

Starmer, por su parte, condenó directamente las declaraciones de Musk, argumentando que «no hay justificación» para sugerir que el país se dirige hacia una guerra civil. En un intento por deslegitimar las palabras del magnate, Starmer afirmó que «es esencial que todos los sectores de la sociedad trabajen juntos para combatir la desinformación y la incitación al odio».

Musk no se quedó callado y respondió a través de X, cuestionando esta vez la decisión del primer ministro de proporcionar protección adicional a las mezquitas. «¿No deberías preocuparte por los ataques a todas las comunidades?», escribió Musk.

La respuesta de Musk ha complicado los esfuerzos del Gobierno británico para que las plataformas de redes sociales sean más proactivas en la eliminación de desinformación y contenido incendiario. «Hay una responsabilidad moral que las empresas de redes sociales deben asumir», señaló Alexander, quien también reconoció las limitaciones actuales del Gobierno para abordar esta problemática de manera efectiva hasta que entre en vigor la ley de Seguridad en Línea a finales de año.

Mientras tanto, la violencia continúa. En Plymouth, manifestantes de extrema derecha y grupos antirracistas se enfrentaron el lunes, y varios policías resultaron heridos. En Birmingham, cientos de musulmanes formaron un anillo protector alrededor de una mezquita, ante el temor de un ataque inminente por parte de alborotadores de extrema derecha.

Yvette Cooper, ministra del Interior, expresó su frustración con las redes sociales, señalando que estas plataformas «tienen claros requisitos para eliminar material criminal» que a menudo no cumplen con suficiente rapidez. «Hay compromisos que deben ser respetados y, a veces, no lo son», afirmó Cooper.

La polémica entre Musk y el Gobierno británico pone de manifiesto un problema más amplio: la dificultad de regular eficazmente el contenido en línea en una era de rápida evolución tecnológica. «No estoy pretendiendo que esto sea fácil», admitió Alexander. «La tecnología evoluciona casi día a día y debemos asegurarnos de que nuestro marco legislativo se mantenga actualizado».

Con la violencia aún sacudiendo al país y con la proliferación de información falsa exacerbando las tensiones, queda claro que la batalla por el control de la información digital y la responsabilidad de las plataformas está lejos de resolverse. Mientras tanto, el nuevo Gobierno británico se enfrenta con tras sólo un mes en el poder a su primera gran crisis social.