El candidato católico Peter Obi da la sorpresa en las presidenciales de Nigeria

Los resultados finales de las elecciones presidenciales del domingo pueden tardar aún días en conocerse, pero todo apunta ya a un vuelco. De confirmarse la tendencia, la lucha no será entre los líderes de los dos primeros partidos, Tinubu y Abubakar, ambos musulmanes, sino entre uno de estos y Peter Obi, el político y empresario de 61 años que marcaría la diferencia.

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Nigeria, el país más poblado de Africa con sus 214 millones, superó hace más de dos décadas el periodo de golpes y dictaduras militares, pero no otros de sus males endémicos. Nada originales en el contexto regional, pero sí complejos por las dimensiones de la potencia demográfica y petrolera del gigante africano.

A las tensiones tribales y étnicas se suman las diferencias religiosas -el norte más musulmán (53 por ciento de la población), y el sur más cristiano (35 por ciento protestante, 11 por ciento católico)-, la inseguridad, con centenares de bandas armadas que viven del secuestro y el contrabando, el separatismo en algunas regiones, y el fenómeno yihadista, que ha quedado como esclerotizado.

Nigeria cuenta con un 'califato', filial en su día de Estado Islámico, en el noroeste, que el Gobierno central tolera como independiente y que cuenta con poco más de un millón de súbditos sometidos a una disciplina de Sharía 'a la afgana'.

Frente al clima de derrotismo o de protección del actual status quo de reparto de beneficios del petróleo entre la casta dirigente, el discurso de Peter Obi ha calado en los los estratos más jóvenes y educados de la sociedad nigeriana a través sobre todo de internet y las redes sociales.

Sus enemigos han etiquetado a Obi de «populista» por sus propuestas de reformas, y a sus seguidores entusiastas de «obidientes», lo que no casa con las credenciales académicas del político de la tribu igbo, y el hecho de que su periodo como gobernador de un estado, Anambra, estuvo marcado por mejoras en las finanzas estatales, la educación y la atención médica.