La estabilidad política de Francia queda en manos de Marine Le Pen

La AN tiene 577 escaños. La mayoría absoluta se consigue con 289. La moción de censura solo consiguió 197 votos. El rechazo confirmó que las izquierdas, muy divididas en cuestiones esenciales (Israel, Ucrania, relaciones con la UE), no puede aspirar a gobernar.

El debate parlamentario, al mismo tiempo, confirmó que la estabilidad del gobierno de centro-derecha de Michel Barnier es muy frágil y su futuro está hipotecado al voto decisivo de la extrema derecha.

Noticia Relacionada

Los judíos franceses culpan a la extrema izquierda del racismo antisemita

Juan Pedro Quiñonero

La brutal violación de una niña judía desata la indignación contra la violencia antisemita, que numerosas voces atribuyen al discurso a favor de Hamás de La Francia Insumisa, de Mélenchon

Durante el debate que precedió al voto de rechazo a la censura, Barnier tuvo que responder a las críticas apenas veladas de los diputados centristas, próximos a Macron, defendiendo posiciones muy críticas con el conservadurismo de algunos ministros de su mismo gobierno. Bruno Retailleau, ministro del Interior, se ha convertido en la «bisagra política» entre la derecha «dura» y la extrema derecha tradicional.

Portavoz oficioso de Marine Le Pen, el diputado Guillaume Bigot resumió con precisión la posición de su partido: «Estamos deseando votar la censura, pero no lo haremos hoy. Estamos dispuestos a votar la censura, la votaremos mañana, otro día». Se trata de una amenaza bien real: Marine Le Pen votará la censura y hará caer al gobierno de Francia cuando lo considere oportuno para los intereses de su partido.

No sin cierta melancolía, Pierre Cazeneuve, diputado centrista, próximo a Macron, estima que la extrema izquierda y la extrema derecha se «apoyan» sin decirlo, «construyendo un desequilibrio e inestabilidad permanente, cuando Francia necesita estabilidad para poder salir de la crisis».

Tras el fracaso de la primera proposición de censura parlamentaria, el próximo acto del esperpento nacional, en curso, deberá «representarse» cuando el gobierno de Michel Barnier presente los próximos presupuestos del Estado, dentro de unos días, que estarán dominados por recortes presupuestarios importantes y nuevas subidas de los impuestos, que alarman muy mucho a una opinión pública inquieta ante la deriva imprevisible de los negocios públicos.