Arrestos, persecuciones, ataques a albergues... se dispara la tensión en la frontera México-EE.UU.

Todo sucede mientras Trump refuerza su retórica antimigrante y sus voceros aseguran que esta semana firmará ordenes ejecutivas que cambiarán por completo el sistema migratorio.

El universo de personas que podrían ser deportadas es de aproximadamente 11 millones, según un informe de 2024 de la Oficina de Estadísticas de Seguridad Nacional de EE.UU. Trump llega con el objetivo de deportar entre 2 y 3 millones de personas por año, pero lo cierto es que, en su primer mandato, entre 2016 y 2020, logró deportar apenas 1,5 millones.

Tom Homan, el exdirector interino del ICE que Trump ha designado como «zar de la frontera», dijo que la nueva administración también dará prioridad a los 1,4 millones de inmigrantes que han recibido órdenes de deportación tras no calificar para un estatus legal en EE.UU.

Trump también buscaría deportar, mediante una orden ejecutiva, a aproximadamente 600.000 migrantes de Cuba, Haití, Nicaragua y Venezuela que han sido autorizados por Joe Biden a ingresar a EEUU a través del uso de 'parole', una categoría especial que permite su entrada.

Este domingo en la ciudad norteña de Chihuahua extranjeros respondieron a un operativo del Instituto Nacional de Migración (INM) con una riña e incendiando su campamento. A las 1.30 horas de este sábado, migrantes, en su mayoría venezolanos, se enfrentaron a unos 150 elementos de distintas corporaciones policiales en un predio de la Colonia El Ejido Tabalaopa, en Chihuahua, donde unos 200 extranjeros habían improvisado casas.

Esta situación se reitera a los largo de los más de 3.000 kilómetros de frontera: los migrantes, a la espera de que la autoridad de EE.UU. resuelva sus pedidos de asilo, han instalado grandes campamentos en terrenos irregulares propiciado focos de marginalidad y violencia. En Matamoros, que en años previos ha sido uno de los epicentros de la crisis migrante, se reportaba la llegada diaria de cientos de extranjeros, principalmente de Venezuela y Honduras, a los albergues ya saturados.

Francisco Gallardo López, encargado de la Pastoral de Movilidad Humana de la Diócesis de Matamoros, a cargo de las casas migrantes católicas, explicó que están buscando resguardar en lugares techados a los extranjeros porque en los campamentos al aire libre están en riesgo ante las bajas temperaturas. «Los migrantes siguen llegando y las condiciones en las que están en el campamento, dentro de esas carpas, no van a soportar el frío congelante y las lluvias que se vienen», advirtió el sacerdote.