LA LÍDER BIRMANA BAJO ARRESTO DOMICILIARIO
El amargo cumpleaños de Aung San Suu Kyi
Cumple 65 años en su casa de Yangón, donde el régimen militar birmano la mantiene encerrada desde hace tres lustros
PABLO M. DÍEZ/PEKÍN
No demasiado feliz debe haber sido el cumpleaños que ha celebrado hoy Aung San Suu Kyi, la líder opositora de Birmania y Premio Nobel de la Paz que lleva ya tres lustros bajo arresto domiciliario. Debido a este largo confinamiento, la “Dama”, como es popularmente ... conocida, se ha convertido en una auténtica mártir de la lucha por la democracia en este paupérrimo país del Sureste Asiático, gobernado con puño de hierro por la Junta Militar que dirige el general Than Shwe.
Encerrada en su casa de la avenida de la Universidad de Yangón bajo custodia policial, Suu Kyi no ha podido asistir a la fiesta de cumpleaños que 300 de sus partidarios han celebrado en su honor. Reunidos en torno a un retrato suyo, sus seguidores han encendido las velas de una tarta y han cantado “Larga vida a Aung San Suu Kyi” mientras la Policía los vigilaba y grababa en vídeo.
Sin teléfono ni internet, lo más probable es que no se haya enterado de los actos que se están celebrando en diversas capitales del mundo para exigir su liberación ni de los mensajes de apoyo del secretario general de la ONU, Ban Ki-moon, y del presidente de Estados Unidos, Barack Obama.
“Una vez más pido al Gobierno de Birmania que libere a Aung San Suu Kyi y a todos los prisioneros políticos”, reclamó en un comunicado el inquilino de la Casa Blanca, quien alabó que “su determinación, coraje y sacrificio personal en pos de los derechos humanos y del cambio democrático nos inspiran a todos los que luchamos por la libertad y la justicia”.
Aunque Aung San Suu Kyi ganó las elecciones celebradas en 1990 en Myanmar (la antigua Birmania), la Junta militar anuló su victoria y la confinó bajo arresto domiciliario. A finales de este año, los generales han convocado una farsa de elecciones – las primeras en dos décadas – en las que han prohibido la participación de Suu Kyi y de otros disidentes políticos, lo que ha llevado a su partido, la Liga Nacional para la Democracia, a boicotearlas.
En agosto del año pasado, justo cuando Aung San Suu Kyi iba a cumplir su pena, su arresto fue prolongado otros 18 meses después de un oscuro incidente en el que un estadounidense con problemas mentales se coló en su casa cruzando a nado y con unas aletas un lago contiguo.
“A la comunidad internacional quiero reiterarle las palabras de Aung San Suu Kyi: usen su libertad para conseguir la nuestra”, demandó Win Tin, uno de sus aliados políticos y cofundador de la Liga Nacional para la Democracia, quien a su vez también ha pasado casi 20 años entre rejas, donde se calcula que hay unos 2.000 presos políticos.
Junto al ex presidente sudafricano Nelson Mandela, quien también estuvo 27 años de su vida entre rejas en la cárcel de Robben Island por luchar contra el régimen racista del “apartheid”, Aung San Suu Kyi es uno de los principales iconos de la democracia en el mundo y el único Premio Nobel de la Paz que permanece arrestado.
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