«Hemos superado gran parte de la crisis»
Joaquín Almunia se muestra optimista, pese al pesimismo con la situación española entre las élites económicas del Foro Ambrosetti-La Casa Europea
RAMIRO VILLAPADIERNA
El comisario europeo de la Competencia, Joaquín Almunia, considera que el caso griego muestra «la necesidad de un mecanismo de sanciones», que estaban ya en el Pacto de Estabilidad y están en el Tratado de Lisboa, pero «no se aplicaban».
Se da la circunstancia de ... que el Gobierno español de modo especial ha cuadruplicado el límite de déficit fiscal -fijado por la Unión Monetaria- que ahora busca rebajar con recortes draconianos y no directamente productivos.
Pese al pesimismo con la situación española entre las élites económicas del Foro Ambrosetti-La Casa Europea, Joaquín Almunia se muestra para ABC cautelosamente optimista: «No estamos en el centro de la crisis, hemos superado ya y dejado atrás mucho de ella».
Refuta las dudas sobre la banca española, que sigue siendo marginada en los mercados pese a los tests comandados por la Comisión Europea. «Los tests de estrés muestran que los bancos de la UE han superado lo peor y están en el buen camino. Pese a las críticas, los considero un éxito de transparencia, incluso bajo las difíciles circunstancias en que se han produido, y que insisto no han sido conducidos por la Comisión».
«Los contribuyentes ya han hecho suficiente esfuerzo en esta crisis»
El comisario considera «normal que susciten críticas, también los llevados a cabo en EE.UU. en 2009; pero lo más importante que queda es la positiva reacción de los mercados». «Aún falta estabilizar el mercado interbancario y los préstamos entre instituciones, hace falta más capital, pero se debe lograr de los mercados, no de los estados. Los contribuyentes ya han hecho suficiente esfuerzo en esta crisis».
Asume la falta de liquidez y considera esquemas particulares para cada caso: «Donde haga falta algo más, hay planes a considerar para cada situación, como estamos haciendo con el Anglo-Irish Bank y, en general, en estrecha cooperación con el gobierno irlandés». Allí sí, reconoce, hay un problema serio en los institutos financieros y sociedades de crédito.
Pero en conjunto también «tenemos aún por resolver el problema de la devolución de créditos. Por supuesto que hay problemas en bancos de Alemania, España, Grecia o Irlanda, como también en Bélgica; pero poseemos los planes necesarios y estamos monitorizando la recapitalización, el uso de ayudas y la reestructuración del capital, en un trabajo de equipo entre la Comisión, el BCE y otras instituciones comunes».
Ni hablar de plazos
Aunque se han suscitado límites a la función del BCE como alimentador de bancos en secano, Almunia no quiere hablar de plazos en un «régimen excepcional» y recuerda también que «se ha prolongado el tratamiento de las garantías del Estado». «Habrá que empezar a analizar ahora, también con el Ecofin, qué hacer después del 31 de diciembre. Pero esto va a durar el tiempo que dure, no vamos a comprometernos desde antes en un plazo para este régimen».
Su preocupación es «mantener la libre competencia en el mercado bancario y que no se creen barreras nacionales, por las ventajas de unos bancos que han recibido ayudas frente a los que no las han necesitado, y los estados que las han proporcionado».
El acuerdo para una institución de control proporciona la capacidad de supervisión, una de las grandes carencias en un mercado interno único como el europeo. «Ahora tenemos los instrumentos adecuados y en adelante se trata de usarlos para preparar a las instituciones financieras, a fin de que cuanto antes puedan abrise de nuevo al mercado de creditos y vuelvan a proporcionar liquidez a la otra parte de la economía no financiera».
Respecto al riesgo de recaída en la recesión , Almunia obvia las dudas sobre el estancamiento estadounidense para centrarse en Grecia: «Tengo plena confianza en las autoridades griegas una vez que se ha convenido en común en un plan de reformas», aunque reconoce «lo difícil que es aplicarlo en estas circunstancias». Se dice partidario de las sanciones, «ya previstas en el Tratado de Lisboa, pero que no se habían aplicado. Precisamente lo que pone de relieve la crisis griega es que hay que aplicarlas».
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