El burócrata paciente

Su padre, Georges Hollande , era partidario de la Argelia francesa y jamás ha ocultado su simpatía por Jean-Marie le Pen , líder histórico de la extrema derecha. El candidato socialista afirma que su padre «nunca ha sido racista y ha evolucionado mucho». Hollande y Ségolène Royal —candidata socialista contra Sarkozy en 2007— se conocieron en las aulas de la Escuela Nacional de Administración (ENA) , en 1970. Y se consagraron juntos a la política, hasta que los separó la ambición presidencial. Hollande abandonó a la madre de sus cuatro hijos en las presidenciales de 2007. Cuatro años más tarde, Ségolène pidió —hace unos días— el voto para su ex. A lo largo de treinta años, Hollande ha ocupado todos los cargos estratégicos de la burocracia de su partido, siempre eclipsado por sus mentores, Jacques Delors (padre de Martine Aubry) y Lionel Jospin (candidato socialista en 2002).

Abogado y profesor de economía, nunca ha trabajado en la empresa privada. Su visión de la vida económica y las relaciones sociales es la de un profesor a tiempo parcial, siempre preocupado por realizar la «síntesis» entre las distintas corrientes de su partido.

Sus convicciones de muñidor de síntesis socialistas siempre han sido más fuertes que sus convicciones económicas, tradicionalmente favorables a la UE y el euro. En estas primarias, Hollande se ha situado en el centro del centro de todas las familias socialistas, alejado de la izquierda antimundialista pero partidario de una política voluntarista dirigida al núcleo duro de su electorado potencial: funcionarios, jubilados, profesores, jóvenes de clases medias.

Hollande se presenta como candidato del «cambio tranquilo», contra un Nicolas Sarkozy presentado como «crispado». Hará una campaña de «síntesis» de todas las izquierdas, del PS a la extrema izquierda, sin olvidar a los ecologistas y el centro.