Túnez saca a subasta pública los bienes del depuesto Ben Alí

Todo coincide, además, con el segundo aniversario de la revolución que abrió la puerta a la denominada Primevera Árabe y que, tras echar abajo otros regímenes como el de Egipto o Libia sigue teniendo brechas abiertas en países como Siria.

Los vecinos de la capital tunecina pueden, tras pagar una entrada de 30 dinares (unos 15 euros), pasearse desde ayer sábado por las salas del Hotel Cleopatra y observar de cerca los excesos con los que vivía el que durante más de dos décadas presidió el país con puño de hierro. Hasta 39 coches -algunos de marcas tan caras como Aston Martin o Lamborghini- , joyas, piezas de arte, relojes y hasta zapatos y bolsos de su esposa Leila Travelsi... Todo lo que Ben Alí no pudo llevarse en enero de 2011 en su acelerada huída a Arabia Saudí quiere ser ahora rentabilizado por el nuevo obierno.

La subasta se extenderá a lo largo de un mes y en ella solo se muestra, según el ministro de Juventud y Deportes, el veinte o el treinta por ciento de las posesiones del dictador que permenecen en manos de las nuevas autoridades.

Se esperan recaudar unos 20 millones de dinares (unos 10 millones de euros) aunque el Gobierno es consciente de que esta subasta no puede equipararse, por ejemplo, a los pozos petrolíferos de los que disponen sus vecinos libios. En todo caso, todo el dinero irá, aseguran las autoridades, al pueblo. Pero los retos económicos a los que se enfrenta el nuevo Túnez no son pocos y por mucho que tuviera Ben Alí, lo incautado no será suficiente para calmar las protestas de los que exigen a los gobernantes que pongan fin a sus sufrimientos.