Trump golpea a China con fuertes desinversiones y advierte de nuevas sanciones

La policía judicial de Estados Unidos, el FBI, y el departamento de Seguridad Nacional advirtieron ayer formalmente a los laboratorios y empresas farmacéuticas que están investigando vacunas y tratamientos contra el coronavirus de que el Gobierno chino está intentando robar esa información por medio de internet . Según dijeron ambos en un comunicado conjunto, «los sectores médico, farmacéutico y de investigación que trabajan en Covid-19 deben ser conscientes de que son objetivos prioritarios de esas operaciones y deben tomar las medidas necesarias para asegurar sus sistemas».

La semana pasada, el mismo departamento de Seguridad Nacional hizo llegar a la Casa Blanca un informe en el que denunciaba que China minimizó los riesgos del coronavirus y ocultó la gravedad del primer brote de contagios en Wuhan con el objetivo de amasar material médico. Analizando las cifras de importaciones y exportaciones de material como mascarillas protectoras, el Gobierno de EE.UU. llegó a la conclusión de que el régimen chino estaba incrementando su inventario ante un dramático aumento de los infectados y los fallecidos, algo que contradice la versión oficial que hasta ahora ha defendido Pekín.

Lo cierto es que el presidente Trump ya ha tomado las primeras medidas para amonestar a China por sus equívocos al principio de la crisis sanitaria. El primer golpe contra Pekín será impedir inversiones en China del principal fondo de pensiones para funcionarios de EE.UU. En una carta enviada esta semana, el consejero de Seguridad Nacional, Robert O’Brien, y el presidente del Consejo Económico Nacional Larry Kudlow, instan al secretario (ministro) de Empleo, Eugene Scalia, a retirar las inversiones en China de ese fondo de pensiones, lo que significa desinvertir 4.000 millones de dólares, o 3.700 millones de euros.

Según dicen los dos asesores de Trump, este no es momento de invertir ningún dinero en China «por las dudas sobre su relación con el resto del mundo, incluida la posibilidad de futuras sanciones por la culpabilidad del gobierno chino con respecto a la expansión global de la pandemia de Covid-19». Se trata de la prueba más clara de las medidas que prepara la Casa Blanca para castigar a Pekín por su gestión de la crisis, incluida la censura y represión de los primeros médicos que trataron el brote y de periodistas que informaron de este.

El martes un grupo de senadores republicanos inició de hecho los trámites de una ley de sanciones por el coronavirus. Titulada «Ley de Responsabilidades del Covid19», acusa directamente a China de un gran engaño a cuenta de la pandemia. Según uno de los senadores que la redactó, Jim Inhofe , «el Partido Comunista Chino debe rendir cuentas por el papel negativo que tuvo en esta pandemia». «Sus engaños sobre el origen y expansión del virus provocaron demoras y han costado vidas», dijo el senador el martes.

Esa ley, que está en trámite, le da al presidente Trump 60 días para pedir a China una respuesta clara y convincente sobre qué medidas tomó para prevenir la expansión del virus a finales del año pasado. La investigación, independiente, podría efectuarla la Organización Mundial de la Salud, con la que el propio Trump ha sido muy crítico por creer las excusas iniciales de Pekín. También exige a China un cierre de los mercados de animales con mayor riesgo sanitario y la liberación de los disidentes represaliados por denunciar errores en la gestión de la crisis.

Si Pekín no cumple, se arriesga a varias rondas de sanciones, que abarcan desde retirada de visados hasta la congelación de activos, pasando por impedir la entrada al mercado estadounidense de negocios radicados en China. Otras medidas que ha estudiado Trump, que no se incluyen en esta ley, son los aranceles, algo que podría decretar Trump de forma unilateral, como ha hecho en el pasado, y hasta el impago de deuda, una medida insólita hasta hoy. Además, el departamento de Estado norteamericano ha rescindido numerosos visados a periodistas de medios estatales chinos.