«Todos los partidos alemanes se han hecho un poco «verdes» por nosotros»

Y ahora a la economía y la innovación: Alemania vive un «boom» tecnológico en torno a la energía renovable y el desarrollo sostenible y Los Verdes aseguran que la crisis es el momento de un «New Deal» verde y de invertir de modo «realmente rentable». De resultas, prometen un millón de empleos.

En la llamada ciudad más verde del mundo se oyen los pájaros, la voz de la gente y el agua que borbotea por pequeñas acequias que, a lo largo de las calles, ¡oxigenan y suavizan el clima! A los pies de la Selva Negra y cuna de una de las mejores universidades, «se nota que su reconstrucción de la guerra fue pensada por la gente de la universidad», dice el urbanista Wulf Daseking.

Es parte del pequeño país de Cem Özdemir, el enérgico «suevo de origen turco» que preside a Los Verdes y reparte manzanas y programas a los paseantes. «El nuestro es más que un voto, es un barómetro de la sociedad y un mensaje a los otros partidos». Los otros son los que gobernarán, pues si han aprendido a gobernar con socialdemócratas y democristianos, toda coalición a tres se ha autoexcluído ya.

«Pero ya no hay un campo de izquierda y otro de derecha: hay cinco partidos que pelean a veces por el mismo voto». Y la misma política. Özdemir concede que todos «se han hecho un poco verdes». Despojados de ponchos y melenas tras sus paso por el poder federal, entre 1998 y 2005, los Verdes pelean ahora por superar a los Liberales (FDP) como tercera fuerza, encarnizados enemigos aunque en un similar espacio electoral: voto urbano, cualificado, joven, liberal.

Competición ecológica

No es gobernar a lo único que aspiran, sino a influir y, si Friburgo es la primera gran ciudad gobernada por los Verdes, el cambio climático y la calidad de vida sostenible «es un campo que reúne a un amplio espectro social». En este estado de Baden-Württemberg «todo el mundo es verde, los tenemos conservadores, liberales y socialistas, pero nosotros somos los que sabemos» dice con firmeza Özdemir. «Hemos elaborado el concepto más realista y solvente, para abordar los problemas del modo más consecuente». Aunque su economía es más liberal que la del SPD, «ahora es imposible bajar impuestos».

Friburgo se forzó a ser más eficiente y sostenible tras la guerra y diciendo no a la energía atómica, hoy un 50% de tejados son solares, tiene hasta «hogares pasivos» que no gastan y barrios de vida alternativa como Vauban. Pero hay toda una carrera de municipios por el título de lugar más verde; no sólo por la crisis energética sino porque la insularización y lo renovable «se ha demostrado un motor tecnológico y económico Insospechado», explica la secretaria de estado del ramo Astrid Klug. «Insospechado para otros», se enorgullecen los expertos económicos verdes Fritz Kuhn y Hubert Ulrich.

Ostritz, parroquia del antiguo triángulo negro de Sajonia, acaba de lograr el título de distrito más verde, relanzado la hidroeléctrica del viejo molino benedictino, y Hamburgo el de capital sostenible. Hay ya 1,8 millones de empleos en protección ambiental y 250.000 en energía renovable, presume la propia Merkel. «EE.UU. se ha dado cuenta», insiste Klug, «y no podemos perder en esto el liderazgo mundial». Buena parte del multimillonario paquete de estímulo económico va a innovación, renovables y aislamiento de edificios.