Entre las ruinas de la ciudad de Járkov, Sergei y Maksim arriesgan sus vidas para ayudar a personas vulnerables como Vitaly, un anciano con problemas de movilidad. En este sótano bien resguardado, estos dos samaritanos han conseguido almacenar suficientes provisiones para repartir entre los colectivos ... más necesitados. Y además de medicinas distribuyen, productos de higiene para niños y personas mayores. En la sitiada y devastada Mariúpol, sobrevivir obliga a salir de los refugios cuando la guerra da algún respiro. Rescatan ropa o comida que alivie el tortuoso día a día de miles de familias desde hace un mes. En la escalera cocina Irina lo poco que le queda: patatas para 8 personas que guarda con recelo en una casa sin ventanas y en una ciudad ratonera para 160.000 personas.-Redacción-
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