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«El mejor lugar para procesar a Seif El Islam es el Tribunal Penal Internacional»

Amnistía Internacional entiende que el nuevo gobierno libio no está preparado para juzgar los crímenes del régimen de Gadafi

«El mejor lugar para procesar a Seif El Islam es el Tribunal Penal Internacional» archivo

luis de vega

La comunidad internacional debe decretar un embargo de armas en Siria, entiende Ann Harrison, directora adjunta para Oriente Medio y Norte de África de la ONG Amnistía Internacional. Harrison alerta de la doble vara de medir de países como Rusia o Estados Unidos en conflictos como el sirio o el palestino. Piensa, además, que el hijo del difunto dictador Muamar Gadafi debe ser juzgado por el Tribunal Penal Internacional de La Haya (Holanda) y no por las nuevas autoridades libias, que se niegan a entregarlo a este tribunal.

—¿Cómo interpreta que países como Arabia Saudí o Qatar estén pidiendo al presidente Bashar El Assad que abandone el poder para dejar paso al aperturismo?

—Son muchos países, no solo estos dos, los que tienen una doble vara de medir cuando hablamos de derechos humanos. Estamos viendo cosas terribles en Siria a diario por las pantallas de la televisión. Miles de personas han muerto, miles permanecen detenidas, muchas incomunicadas y torturadas. Hemos documentado una treintena de métodos de tortura recientemente en este país, algunos son nuevos, otros se empleaban ya con anterioridad. Tenemos noticias de unas 300 detenciones desde marzo del año pasado y creemos que la mayoría han muerto por el trato recibido por las autoridades sirias. En Arabia Saudí se viven problemas similares. Hemos informado recientemente desde AI de las personas que han sido detenidas el año pasado en el este y no sabemos bien qué ha pasado con estas personas. No se está prestando mucha atención a los abusos sobre los derechos humanos que están teniendo lugar en Arabia Saudí. En Bahrein el gobierno ha reprimido las demandas de la mayoría chií con un resultado hasta el momento de 16 muertos. Los cambios y las reformas son necesarios en muchos países del Oriente Medio, no solo en Siria.

—¿Se puede ser optimista con la llegada de observadores de la ONU a Siria?

—El Plan Annan es el único sobre la mesa y todavía queda un largo camino hasta que pueda ser aplicado. Tenemos además la experiencia del plan de la Liga Árabe a finales del año pasado, cuando hubo una reducción de la violencia, aunque no el fin total, antes del colapso de ese plan. Los observadores son muy importantes y estamos presionando a la comunidad internacional para que la vigilancia de los derechos humanos esté entre sus mandatos, porque no es suficiente con vigilar el alto el fuego, hay que controlar muchos otros aspectos a nivel de derechos humanos como el derecho a las manifestaciones pacíficas o la liberación de prisioneros, que no está contemplado con claridad en el plan. También hemos reclamado que la misión de la ONU en el Sahara Occidental tenga el mandato de vigilar los derechos humanos al igual que la misión en Siria.

—¿Es necesario un embargo de armas en Siria?

—Debería haber un embargo de armas internacional en Siria que ayude a detener la violencia. Evidentemente sería un embargo para ambas partes. El plan Annan no dice nada al respecto, porque en tal caso Rusia no lo hubiera apoyado. Es importante controlar el flujo de armas en situaciones como esta. Mire Libia, las milicias armadas siguen todavía deteniendo y matando gente. Las autoridades deben acabar con esto e investigarlo.

—¿Es legítimo que Estados Unidos e Israel presionen a Irán por sus pretensiones de convertirse en una potencia nuclear?

—Irán, al igual que otros estados, tiene derecho a desarrollarse a nivel nuclear. Pero como organización de derechos humanos son estas violaciones las que ocupan nuestro tiempo y con la preocupación de la comunidad internacional en el programa nuclear iraní corremos el riesgo de ensombrecer los abusos a nivel de derechos humanos que tienen lugar en ese país. Muchas personas permanecen detenidas como prisioneros de conciencia desde las protestas que tuvieron lugar durante las elecciones de 2009. Hemos visto también aumentar el número de ejecuciones, especialmente en asuntos relacionados con drogas. Creo que la comunidad internacional debería presionar para que se arroje luz sobre todo esto, no solo al problema nuclear.

—Pero me temo que Washington y Tel Aviv no están tan preocupados por los derechos humanos como por el programa nuclear.

—Deberían estarlo. Este es otro ejemplo de doble vara de medir. Estados Unidos critica a Rusia por bloquear las resoluciones sobre Siria en el Consejo de Seguridad y pero ellos no hacen lo mismo para presionar a Israel para que deje de violar los derechos humanos de los palestinos y ocupar sus territorios.

—¿Dónde cree que debería ser juzgado Seif Al Islam, el hijo de Gadafi, dentro o fuera de Libia?

—No puede haber una transición satisfactoria y un futuro estable sin tener en cuenta los crímenes cometidos en el pasado. En todo caso, Libia se encuentra todavía en una situación muy inestable, el sistema judicial no está realmente funcionando, hay problemas con las detenciones, no cuentan con capacidad para mantenerlos, no está claro que las autoridades puedan llevar a cabo procesos justos por esos crímenes tan graves. En este sentido, pensamos que la Corte Penal Internacional es el mejor lugar para juzgar a Seif El Islam Gadafi y pedimos a las autoridades locales que se aseguren de que es entregado tan pronto como sea posible.

—¿También para Abdelá Senoussi, jefe de los servicios secretos del régimen, capturado con un pasaporte falso al aterrizar en Mauritania?

—Sí. Las autoridades mauritanas también deben actuar igual y entregarlo.

—¿Cree que las victorias islamistas en países como Túnez, Egipto o Marruecos cambiarán sus relaciones con Occidente?

—Creo que la comunidad internacional está en una buena situación para presionar a los nuevos gobiernos para que respeten en sus países los derechos humanos. Fue desalentador ver cómo no todos los partidos egipcios quisieron apoyar antes de las elecciones parlamentarias un listado de diez puntos sobre derechos humanos que les planteamos. Muchas de estas personas, que estuvieron detenidas o fueron torturadas en el pasado, se beneficiaron de las campañas llevadas a cabo por Amnistía Internacional, tenían quien hablara por ellos y ahora deberían hacerse cargo de este tipo de obligaciones.

—¿Cree que la «sharía» (ley islámica) es compatible con la democracia y el respeto de los derechos humanos?

—No nos posicionamos en el origen de las leyes islámicas, sino en el respeto de los estándares internacionales de los derechos humanos. Hay muchas interpretaciones del Islam y no es nuestra labor la de decir cuál es la mejor de ellas.

—¿Qué se ha ganado y qué se ha perdido con la Primavera Árabe?

—Los habitantes de estos países piden que se respeten los derechos humanos de la misma manera que lo hacen en Europa, América, Asia o el resto del mundo. Las manifestaciones del último año reclaman el derecho de libertad de expresión, o asociación. Ahora deben ser los gobiernos de transición de países como Túnez, Egipto o Libia los que deben decidir y también los gobiernos que siguen en el poder en otros países como Bahrein, Yemen o Siria aceptar o no el respetar estos derechos.

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