Romney dispara su campaña electoral al recaudar mucho más que Obama

«La recaudación de este mes es la declaración de los votantes de que quieren un cambio de rumbo en Washington», interpretó el presidente de la campaña de Romney, Spencer Zwick.

Con esos 106 millones, Romney ha batido un récord personal y un récord de su partido, convirtiéndose en el aspirante republicano que más ha recaudado en un solo mes en toda la historia. Además, ha superado con creces los 71 millones recaudados por Barack Obama en el mismo período. Este es el segundo mes consecutivo en el que Romney aventaja al presidente, ya que en mayo los republicanos recaudaron 77 millones de dólares frente a 60 millones para los demócratas.

Romney mantiene el pulso de una campaña presidencial que hasta ahora se ha revelado eficaz en su sencillez, aunque algunos la tilden de anodina. Durante sus apariciones en público, las propuestas brillaron por su ausencia y en sus discursos se limita a mantener su imagen de creador de empleo y a criticar la política económica de Obama. No obstante, a pesar de su extrema sencillez, su plan parece haber dado sus frutos en forma de fondos.

Aún así algunas voces tradicionalmente afines al partido republicano, como la del magnate de los medios de comunicación, Rupert Murdoch, temen que esta estrategia pueda acabar volviéndose en su contra. « La campaña de Romney cree que puede jugar sobre seguro y llegar a la Casa Blanca diciendo que la economía apesta y que es culpa de Obama», apuntó en tono recriminatorio el Wall Street Journal, uno de los diarios de Murdoch, en un editorial.

Durante la campaña ha habido instantes en los que parecía que efectivamente su hoja de ruta podía funcionar. Uno de ellos fue tras la aprobación por el Tribunal Supremo de la reforma sanitaria de Obama. Como reacción, Romney se limitó a aseverar que, de llegar a la Casa Blanca, lo primero que haría sería trabajar por repeler el apodado «Obamacare» . En las veinticuatro horas que siguieron al fallo judicial su campaña recibió 47.000 donaciones por un total de 4,6 millones.

Pero también ha habido instantes en los que esta actitud «abúlica» se ha vuelto en su contra. Un ejemplo fue su reacción ante la relajación de las deportaciones de jóvenes inmigrantes aprobada unilateralmente por Obama como orden ejecutiva. Romney, quien se había mostrado contrario a una ley similar en los meses anteriores, no pudo criticar la acción, ya que eso hubiera supuesto enfrentarse a gran parte del colectivo hispano. Al ser preguntado si la anularía, Romney evadió dar una respuesta directa.

Lo que es claro a estas alturas es que Romney cuenta con el apoyo económico de la cúpula republicana y que, dada su apretada agenda de eventos, no parece que su nivel recaudatorio vaya a decrecer en los próximos meses. Un ejemplo de su profusa actividad tuvo lugar la tarde del domingo, cuando Romney hizo una visita relámpago a la elitista región costera neoyorkina de los Hamptons. Allí tres magnates republicanos ofrecieron tres fiestas diferentes en su honor a las que asistieron la flor y nata de la economía americana. En menos de 6 horas —y gracias a que David Koch, Ronald Perelman y Clifford Sobel habían escogido con mucho atino a sus invitados— Romney recolectó más de tres millones de dólares.

Por su parte Obama ha mantenido una posición radicalmente opuesta. El presidente ha preferido que sus eventos para recaudar fondos no estuvieran asociados con la élite económica del país. Por el contrario ha buscado reunirse con representantes del mundo de la cultura y el arte que, aunque pagan menos, brillan más y le ayudan a impulsar su campaña recaudatoria entre los millones de seguidores de estrellas como George Clooney o Sara Jessica Parker.

Así Obama está aprovechando las virtudes de la estrategia que los republicanos denominan «lucha de clases». Su equipo está consiguiendo poco a poco caracterizar a Romney como el candidato de los ricos y hacer patente su desconexión con las necesidades de la clase media y obrera del país.

Una de las victorias de Obama en este sentido fue el sacar a la luz que gran parte de la fortuna de Romney no se encuentra en Estados Unidos, sino en lugares asociados con la evasión de impuestos como las Islas Caimán y Suiza. Este hecho sumado a la defensa de Romney de la reducción de impuestos, en especial para las grandes fortunas, socava más si cabe la brecha entre candidatos y sus electorados. Por eso muchos insisten: quizá Romney está recaudando más, pero solo se debe a que quienes lo apoyan son las grandes fortunas del país.

Pero aún hay esperanza para Romney. Una baza que el candidato aún no ha jugado es la de nombrar un compañero de campaña . De escoger acertadamente, Romney podría suplir con su candidato a la vicepresidencia algunas de las carencias que padece su figura.