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La ruptura con EEUU en el escenario sirio hace que Putin se eche en los brazos de Erdogan

Las relaciones entre ambos países se mantienen tensas desde el derribo de un bombardero ruso en la frontera sirio-turca en noviembre

Putin y Erdogan, en su reunión de agosto REUTERS

RAFAEL M. MAÑUECO

La participación del presidente Vladímir Putin en el Congreso Mundial de Energía que se celebrará en Estambul a partir del próximo lunes no estaba prevista. No obstante, en medio de los actuales esfuerzos por estabilizar el mercado del petróleo y, sobre todo, tras la decisión de Washington de poner fin a la cooperación con Moscú en Siria, Putin ha debido estimar esencial viajar ahora a Turquía.

Además del encuentro internacional sobre energía, el jefe del Kremlin encabezará la delegación de su país en la reunión bilateral con el Gobierno turco, en donde volverá a verse la caras con su homólogo Recep Tayyip Erdogan . Así lo anunció ayer el asesor presidencial, Yuri Ushakov. «La visita tendrá lugar el 10 de octubre», afirmó Ushakov. «Putin participará en el Congreso Mundial de Energía y tendrá contactos bilaterales» con Erdogan y otros líderes dirigentes mundiales.

Va a ser la primera visita a Turquía del presidente ruso después de la efectuada a Antalya en noviembre de 2015 a la cumbre del G20. Pocos días después, el derribo de una cazabombardero ruso en la frontera con Siria por parte de un avión de combate turco causó la mayor crisis habida entre Moscú y Ankara en las últimas décadas.

Luego Erdogan pidió perdón y comenzó un proceso de restablecimiento de relaciones que se formalizó con la visita a San Petersburgo del presidente turco el pasado 9 de agosto. La última vez que se reunieron Putin y Erdogan fue en septiembre en la cumbre del G20 de Hangzhou (China) y todavía entonces mantenían discrepancias, especialmente en relación con el papel que debe jugar el presidente sirio, Bashar al Assad, en el futuro de su país.

Putin, en Kazajstán

En la reconciliación entre Rusia y Turquía jugó un papel clave el presidente de Kazajstán, Nursultán Nazarbáyev, país que mantiene unos estrechos lazos con Ankara y, sobre todo, con Moscú. Precisamente ayer, Putin y Nazarbáyev se vieron en Astaná, la capital de Kazajstán. La actual política exterior de Rusia causa cierto malestar en Astaná y ayer Putin lo dejó entrever. Según sus palabras, «las relaciones entre Rusia y Kazajstán, por supuesto, se basan en una asociación y alianza estratégicas, cooperamos en casi todas las direcciones. Sí, sabemos que hay algunos problemas y debemos reaccionar, buscar las vías y nivelar esos fenómenos negativos».

Putin parece que quiere resolver los problemas existentes, no sólo con Kazajstán, sino también con Turquía. Lo necesita ahora particularmente después de que la relación con Estados Unidos en Siria haya dejado de ser de cooperación para empezar a dar visos de enfrentamiento abierto.

La decisión, anunciada ayer por el Ministerio de Defensa ruso, de desplegar en la base naval de Tartus cohetes S-300 ha sido interpretada entre los analistas norteamericanos como un paso hostil, ya que estos proyectiles están concebidos para derribar aviones y misiles de crucero, armamento que no tienen ni los rebeldes ni los combatientes del Estado Islámico.

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