Piden la renuncia del ministro británico de Exteriores por delegar la gestión de la crisis afgana
Raab se encontraba disfrutando de sus vacaciones en la isla griega de Creta mientras en Afganistán la situación política estallaba debido a la toma del país por parte de los talibanes
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Iniciar sesiónDominic Raab se encontraba disfrutando de sus vacaciones en la isla griega de Creta mientras en Afganistán la situación política estallaba debido a la toma del país por parte de los talibanes, algo que podría no haberle afectado demasiado si no fuera porque es ... el ministro británico de Exteriores, ahora en la diana. La oposición y miembros de su propio partido piden su renuncia inmediata o, en su defecto, que sea relevado del cargo por el primer ministro Boris Johnson , tras supuestamente haber delegado en un miembro menos experimentado de su equipo la gestión de una llamada que era crucial que realizara él mismo.
La información, que primero dio el Daily Mail y de la que se hicieron eco posteriormente otros medios locales tras confirmarla con sus fuentes gubernamentales, indica que los funcionarios del Ministerio de Relaciones Exteriores le aconsejaron a Raab que hablara por teléfono con su homólogo afgano, Hanif Atmar , para gestionar la salida del país de los traductores que habían trabajado para el ejército británico y cuya vida corre peligro.
El ministro habría dicho que no estaba disponible y la llamada fue delegada en otro funcionario, Zac Goldsmith . La llamada, según la BBC, finalmente no se llevo a cabo porque no dio tiempo de organizarla antes de que el gobierno afgano colapsara. El Ministerio de Relaciones Exteriores defendió en un comunicado que Raab «participó en otras conversaciones», pero fuentes de Whitehall citadas por el diario The Guardian dijeron que “se negó a ser contactado sobre básicamente cualquier cosa” durante más de una semana.
Los reproches al ministro por lo que muchos califican como un grave «error de juicio» van más allá, ya que según las mismas fuentes, tampoco levantó el teléfono para hablar con los embajadores británicos en países claves de la zona, como en Pakistán, que previsiblemente se enfrentaban ya a una escalada de tensión en la región. «Su posición es insostenible» y su «mayor error no volver a casa», aseguró un parlamentario tory, mientras que Keir Starmer, líder de la oposición, se preguntó: «¿Quién no haría una llamada telefónica si se le dijera que podría salvarle la vida a alguien?». La encargada de Relaciones Exteriores en la sombra del laborismo, Lisa Nandy se cuestionó: «¿Cómo puede Boris Johnson permitir que el secretario de Relaciones Exteriores continúe en su papel después de otro catastrófico fallo de juicio?», y aseveró que «si Dominic Raab no tiene la decencia de renunciar, el primer ministro debe mostrar una pizca de liderazgo y despedirlo». «Que el primer ministro y el ministro de Exteriores estén de vacaciones durante la mayor crisis de política exterior en una generación es un imperdonable fracaso de liderazgo», apuntó Nandy, y advirtió que «la negligencia del gobierno costará vidas».
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El ministro de Defensa, Ben Wallace , salió en defensa de su compañero de gabinete diciendo que una llamada suya no habría supuesto ninguna diferencia en medio de la complejidad de la situación. Raab, por su parte, aseguró el jueves que no está dispuesto a abandonar su cargo y afirmó que mantuvo conversaciones «hora a hora» mientras estaba de vacaciones, de las que regresó cuando «la situación se deterioró y lo exigió». Además, afirmó que los esfuerzos «para hacer todo lo posible para evacuar a las personas vulnerables» siguen en marcha.
Desde la invasión de Afganistán hace 20 años, miles de ciudadanos afganos han trabajado para las autoridades británicas, muchos de ellos como traductores, y ahora su vida y la de sus familias se encuentra en peligro ya que los talibanes los acusan de ser «colaboradores» de las fuerzas invasoras. Por ello, el plan de reasentamiento les reconoce el derecho de vivir en el Reino Unido, pero sacarlos de Afganistán supone un desafío enorme en el estado actual de la situación, con el aeropuerto de Kabul y sus alrededores sumidos en el caos y con los talibanes controlando los accesos. Aproximadamente 2.000 ex empleados afganos y sus familias han llegado al Reino Unido este año, y se espera que para diciembre sumen los cinco mil.
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