Pedro Rodríguez - DE LEJOS

El mundo después de Trump

Biden parece no apreciar todo lo que ha cambiado Oriente Medio durante los últimos cuatro años

El presidente electo Joe Biden REUTERS

joe Biden va a llegar a la Casa Blanca empeñado en dar marcha atrás a la sobredosis de nacional-populismo inoculada por Donald Trump a la política exterior americana. Su hoja de ruta internacional aspira a que el gigante americano vuelva a ser un país ... imprescindible y un aliado fiable para hacer frente desde el multilateralismo al mayor nivel de caos sin fronteras acumulado desde el final de la Segunda Guerra Mundial.

De su experiencia en asuntos internacionales no se puede dudar tras toda una vida en el Senado (de las dos Cámaras del Congreso la que lleva la voz cantante en política exterior) y el postgrado de los ocho años como vicepresidente de Obama. Sin embargo, en la hoja de servicios del presidente electo parece haber una especie de agujero negro que coincide más o menos con el paso de Trump por la Casa Blanca. Una laguna que afecta sobre todo a su incapacidad para comprender todo lo que ha cambiado Oriente Medio.

Biden se ha comprometido a resucitar el pacto con Irán del que Trump no ha querido saber nada. La gran condición es que Teherán vuelva a cumplir con todas las limitaciones estipuladas para controlar (nunca desmantelar) sus ambiciones nucleares. Dentro del binomio chiíes vs suníes que domina toda la geopolítica en la región, Biden también ha indicado la necesidad de resetear las relaciones con Arabia Saudí, cada vez con menos intereses compartidos y mayores diferencias en valores.

Con respecto a Irán, el tiempo no juega a favor de Biden ya que la república islámica celebrará elecciones en junio del 2021, en las que presidente Hassan Rouhani se enfrenta a una fuerte oposición conservadora. En ese contexto, se espera que el Gobierno de Irán exija un altísimo precio por reactivar el acuerdo nuclear.

En la trastienda del pulso persa-saudí destaca Israel con un nuevo papel forjado en la lucha librada contra la creciente influencia de los ayatolás en Líbano, Siria, Irak y Gaza. De hecho, el enemigo común iraní ha facilitado un significativo deshielo en las relaciones israelíes con el mundo árabe. Los equilibrios han cambiado y siguen cambiando. Y por eso, ya todo no pasa por las mejores intenciones del próximo Gobierno de Estados Unidos.

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