El partido gobernante de Sudáfrica puede perder una histórica mayoría

La llegada de Cyril Ramaphosa, exsindicalista y empresario de éxito, a la presidencia hace poco más de un año alivió ligeramente a una sociedad vapuleada por la mala gestión de sus gobernantes, la corrupción sistémica, el desempleo (que hoy ronda el 27% frente al 20% de 1994) y la grave crisis económica . La nación más industrializada de África, que acapara un 16% del todo el Producto Interior Bruto (PIB) africano, apenas ha crecido en la última década (0,8% en 2018), la inflación es alta y la deuda pública ha aumentado.

Su economía, la segunda mayor por detrás de Nigeria y una de las más estables y desarrolladas del continente africano, se ha visto lastrada por varios factores, algunos originados internamente, como la crisis del holding eléctrico estatal ESKOM (que ha tenido que programar cortes de luz durante meses para que evitar el colapso de la red eléctrica) o los temores de los inversores debido a la propuesta de expropiación de tierras sin compensación y otros externos como la guerra comercial entre los Estados Unidos y China, la subida de las tasas impuestas por el gobierno norteamericano y el Brexit.

El resultado de todo ello es que los sudafricanos se están empobreciendo y el año pasado fue particularmente devastador para las familias. « No podemos ser una nación de personas libres cuando muchos aún viven en la pobreza », dijo Ramaphosa, de 66 años, durante la campaña electoral. La desigualdad y la pobreza generalizada es el resumen del fracaso económico del CNA, que no ha sido capaz de suturar la dantesca brecha socioeconómica que arrastra el país, fruto en buena medida de la herencia colonial y los 46 años de apartheid . Sudáfrica es hoy en día uno de los países más desiguales del mundo, según distintos indicadores para medir la distribución de riqueza, como el coeficiente de Gini.

Ramaphosa ha dado prioridad a la redistribución de tierras, la lucha contra la corrupción (a pesar de haber incluido candidatos señalados por escándalos, como el secretario general Ace Magashule), y a mejorar la prestación de servicios , llegando a prometer la construcción de un millón de viviendas en cinco años y la creación de 300.000 puestos de trabajo al año.

Las elecciones municipales de 2016 supusieron un primer toque de atención para el CNA, que obtuvo solamente el 53,91% de los votos y perdió las alcaldías de Johannesburgo y Pretoria . Según la última encuesta, el partido de históricos dirigentes como Nelson Mandela y Thabo Mbeki se impondría en las generales por una cifra muy similar (alrededor del 53%), cayendo casi 10 puntos respecto a las últimas generales (2014), y podría perder las provincias de Gauteng (capital Johannesburgo) y KwaZulu-Natal (donde se ubica Durban).

En la oposición, la Alianza Democrática de Mmusi Maimane –partido liberal y tradicionalmente asociado al voto de la minoría blanca– obtendría entre el 22 y el 24% y la izquierda radical de Julius Malema , los Combatientes por la Libertad Económica (en inglés: EFF, Economic Freedom Fighters), pasaría del 6 a 14% de los votos.

Se han registrado una cifra record de 26,75 millones de sudafricanos para votar (el 75% aproximadamente del electorado). Se estima que 10 millones no votaran por estar desencantados con la política, de los cuales 6 millones son menores de 30 años .

Los primeros resultados oficiales se conocerán el jueves y los definitivos, en una semana como máximo. La ceremonia de investidura está prevista para el 25 de mayo .