La OTAN adaptará su doctrina estratégica a las amenazas variables
La OTAN adaptará su doctrina estratégica a las amenazas variables
En abril de 1999, en la cumbre de Washington, los aliados aprobaron el concepto estratégico de la Alianza que ha estado en vigor hasta hoy. Por más que entonces, lejos ya de la Guerra Fría, se proclamase que estaban definiendo los desafíos del siglo XXI, ... en apenas una década el análisis se ha revelado muy anticuado. A decir verdad, pocas cosas de las que entonces se dijeron se han confirmado, y una gama inesperada de nuevas amenazas han aparecido con una brutalidad que la OTAN no pudo prever.
La cumbre de Estrasburgo-Kehl adoptará una declaración sobre la visión del papel de la Alianza «en el cumplimiento de los desafíos del siglo XXI y el mantenimiento de la capacidad para realizar toda la gama de sus misiones, la defensa de la seguridad colectiva en nuestros países, y contribuir a la estabilidad en el mundo».
Las grandes migraciones
Hace tiempo que la limitación territorial ha desaparecido para la OTAN, que se abre a nuevas versiones de los conceptos de amenaza y de seguridad que incluyen no sólo el terrorismo sino asuntos como la seguridad energética o las grandes migraciones.
En la larga época de la Guerra Fría, la doctrina estratégica se basaba en una amenaza concreta y en un mecanismo muy específico de defensa basado en el «paraguas nuclear» norteamericano. Nada de ello sigue siendo igual. Antes se hablaba de misiles intercontinentales, ahora la OTAN necesita sobre todo, y con urgencia, helicópteros. «Debemos ser flexibles y pragmáticos, pero permaneciendo unidos», dijo la actual secretaria de Estado, Hillary Clinton, al hablar de la preparación de este nuevo documento que será aprobado en Estrasburgo.
El secretario general, Jaap de Hoop Scheffer, dejó claro que después de diez años del último documento análogo «creo que ha llegado el momento de revisarlo» para que «refuerce la voluntad de la OTAN de cumplir lo esencial de su función fundacional, proyectar seguridad».
Como ha sucedido en el caso de los anteriores trabajos de doctrina estratégica, el documento se mantendrá en secreto, pero los aliados harán público lo esencial de la orientación política, sin entrar en detalles técnicos.
Investigación avanzada
La OTAN ha movilizado permanentemente varios «grupos de trabajo de investigación avanzada» que se han ocupado de estudiar esas nuevas amenazas, la mayor parte de las cuales circulan en torno al terrorismo, y sobre sus eventuales formas de atacar, ya sea desestabilizando la India, como sucedió en el atentado de Bombay, lo que puede tener repercusiones en el entorno ya bautizado como «Af-Pak», y la misión más importante en estos momentos para el futuro de la Alianza, la ISAF en Afganistán. Sin duda la redacción constituye una evaluación de las consecuencias de la aplicación del Artículo V del Tratado de Washington en el caso de los ataques del 11-S en territorio norteamericano.
La Alianza Atlántica ha trabajado con Ucrania en las estrategias para garantizar la seguridad de los gasoductos, pero los expertos también han pensado en la turbulenta relación con Rusia, de donde viene el gas, y sus problemas políticos con Occidente.
Por otro lado, el ejercicio del diseño estratégico no puede ser muy concreto, porque las situaciones evolucionan muy rápidamente. La cuestión de la amenaza nuclear iraní está vinculada al sistema de defensa antimisiles, sobre cuyo futuro la nueva Administración norteamericana parece haberse contagiado del escepticismo de un sector de los aliados europeos.
La Fuerza de Respuesta
La OTAN debe reflexionar también sobre el futuro de la Fuerza de Respuesta (NRF) constituida para facilitar la intervención a gran escala de los europeos en misiones internacionales, pero que no ha tenido el resultado que se esperaba. Aunque sus dimensiones se han reducido faltan contribuyentes, y sigue sin haber un acuerdo sobre sus funciones operativas. Después de lo que sucedió el verano pasado en Georgia, los británicos habían llegado a proponer una especie de núcleo de la NRF orientado a definir un sistema de defensa para los frágiles países bálticos, pero las implicaciones políticas que ello supondría han hecho abandonar esta pista.
Y, finalmente, el secretario general saliente quiere dejar además su impronta en la reforma de las estructuras administrativas de la Alianza, que entorpecen en ocasiones la toma de decisiones. La reforma que De Hoop quiere legar a la organización se aplicará ya con Francia de regreso a las estructuras militares.
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