Opositores cubanos tomarán el relevo de «Coco» Fariñas si muere

El director de la web crítica Cubanacan permanecía ayer «muy débil» en el hospital Arnaldo Milián Castro, según sus portavoces. Este jueves sufrió el segundo colapso después de comenzar el nuevo ayuno (lleva 23 desde 1995) el 24 de febrero, al día siguiente de la muerte del preso de conciencia Orlando Zapata.

Las autoridades cubanas han adoptado una nueva estrategia con el disidente en huelga, después de acusarle de «chantajista». En lugar de enviarlo a casa ya consciente e hidratado, como hicieron el pasado día 3, han decidido dejarlo ingresado «a corto plazo» en cuidados intensivos, asegura el activista Elizardo Sánchez. «Demuestran un mínimo de racionalidad, no como hicieron con Zapata, que lo ingresaron doce horas antes de su muerte», añade el dirigente de la Comisión Cubana de Derechos Humanos y Reconciliación Nacional. Ayer se temía que sufriera una «complicación renal».

Estratagemas

Aunque la mayor parte de la disidencia le ha rogado que deponga la huelga, incluso desplazándose hasta la provincia de Villa Clara, hay quienes no descartan relevarlo si muere para presionar a la dictadura. «No estamos solicitando masividad en esto para evitar las estratagemas a las que el Gobierno tiene acostumbrada a la opinión pública mundial», alerta Bonne.

El secretario ejecutivo del Consejo de Relatores de Derechos Humanos de Cuba, Juan Carlos González Leiva, cree que «si Bonne entra en huelga, diez disidentes irán detrás por su poder de arrastre». «Aunque la mayoría condena moralmente la huelga —añade— en una situación desesperante como la actual estarían dispuestos a recurrir a ella para obligar al régimen a liberar a los presos políticos».

Sánchez ve la propuesta de Bonne «plausible pero simbólica, porque en su estado no puede durar ni un día sin comer». «Los necesitamos vivos, no mártires», apunta Laura Pollán, una de las fundadoras de las Damas de Blanco.

Después de la contundente condena de la Eurocámara a la «evitable» muerte de Zapata, su madre seguía su particular via crucis en La Habana. La Seguridad del Estado, según denunció Reina Tamayo a ABC, «me ha estado peloteando para no darme el certificado de defunción; quiero saber de qué murió mi hijo».

El «delincuente común» aparece en el libro «”Los Disidentes”», facilitado a este diario por la Embajada cubana en Madrid en 2005. Zapata figura con otros opositores en un ayuno de 2003 para exigir la liberación de Óscar Elías Biscet. El prisionero de conciencia fue detenido al mismo tiempo que Zapata, que esa vez sí fue liberado.