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Una noche en el Mandalay, el hotel de la matanza de Las Vegas

Stephan Paddock planeó con precisión su carnicería: modificó armas para hacerlas más mortíferas e instaló cámaras para vigilar su pasillo

Sala de juegos del hotel Mandalay
Javier Ansorena

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Los pasillos del hotel Mandalay son tan largos que parece que se pierden en el horizonte. Son tres, para cada una de las alas del hotel, con habitaciones a cada lado, y confluyen en el centro, donde están los ascensores. Es poco habitual cruzarse ... con otros huéspedes. Stephen Paddock los recorrió varias veces hasta el final para ejecutar la matanza del pasado domingo en Las Vegas. Eligió una suite al fondo del pasillo, en el piso 32. No porque es la más amplia y lujosa. Sino porque ofrece el mejor ángulo sobre un recinto al otro lado del «strip» de Las Vegas -la gran avenida que vertebra la ciudad del juego-, donde se celebraba un festival de música «country» con una asistencia masiva de público.

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