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Merkel se enfrenta al voto protesta

Con la crisis de los refugiados de fondo, y un populismo que amenaza el bipartidismo, este domingo se celebran elecciones en tres länder

Manifestación de seguidores de la formación ultra Pegida en Dresden EFE

ROSALÍA SÁNCHEZ

Es ya la tercera formación política en intención de voto a escala federal y hoy amenaza con convertirse incluso en la segunda en alguno de los tres Bundesländer alemanes en los que se celebran elecciones regionales. La populista Alternativa para Alemania (AfD) ha conseguido ya poner un pie en el Parlamento Europeo con siete eurodiputados, y tiene presencia en las asambleas legislativas regionales de Sajonia, Turingia y Brandenburgo , pero desde esos últimos comicios a los que se presentó, la política alemana se ha visto obligada a digerir la llegada de más de un millón de refugiados. La crisis ha removido miedos ancestrales y malestar social, despertando a un monstruo que dormía silenciosamente desde la II Guerra Mundial. Que en el centro de ciudades alemanas, como ha ocurrido esta semana en Leipzig, se escuchen gritos desacomplejados de «¡Heil Hitler!» y se ondeen banderas del Reich, ilegales desde 1945, es un síntoma de ese despertar que obtendrá hoy su rendimiento político en las urnas. Las encuestas adelantan para AfD un resultado del 12,5% en Baden-Württemberg, un 9% en Renania-Palatinado y un 19% en Sajonia-Anhalt. Y en cualquier caso, consiga lo que consiga, su presencia y su agitación están sirviendo ya para condicionar las posturas de los demás partidos políticos, y no solo en materia de refugiados.

A Merkel tienden a ahorcarla reiteradamente en forma de pelele exhibido en las manifestaciones o en las consignas de las pancartas

«Se puede considerar a este partido de extrema derecha por muchos de los discursos políticos que mantiene, pero fundamentalmente es un partido anti sistema», define Hajo Funke, politólogo de la Universidad Libre de Berlín. AfD se ceba en el creciente distanciamiento del electorado alemán respecto a los grandes partidos nacionales, descalifica a los medios de comunicación denominándolos «prensa mentirosa», a Merkel tienden a ahorcarla reiteradamente en forma de pelele exhibido en las manifestaciones o en las consignas de las pancartas, e incluso en los últimos días de esta campaña electoral han llegado a insultar e increpar al presidente Joachim Gauck. El incidente tuvo lugar el viernes por la tarde en Bautzen, donde un grupo de unas 30 personas persiguió a Gauck durante su visita el centro histórico de la ciudad gritándole «¡Vete de aquí!», «¡Desparece!» o «¡Volksverräter!» (traidor al pueblo), terminología utilizada por los nazis para denominar a los desertores o los colaboradores con las tropas occidentales. Claro que eso no es nada para las lindezas que dedican a los refugiados y, por extensión, a los extranjeros en Alemania.

Disparos contra refugiados

Su presidenta, Frauke Petry, causó un gran revuelo hace un mes cuando llegó a justificar el uso de disparos contra los refugiados desarmados para garantizar el cierre de fronteras. No le gusta que comparen a AfD con el Frente Nacional de Le Pen en Francia porque considera ese partido «en el espectro de la izquierda ». Y no le gusta responder a preguntas sobre la financiación de AfD. Durante esta campaña se ha repartido gratuitamente en los tres Bundesländer que votan una publicación pidiendo el voto para esta formación política, además de consignas contra los refugiados e insultos a los medios de comunicación que, según ha estimado el diario «Bild», ha costado varios cientos de miles de euros poner en la calle. La directiva ha informado que ha sido posible gracias a las aportaciones voluntarias y la iniciativa privada de doce seguidores anónimos del partido, pero varios medios apuntan a la relación que mantienen con las empresas privadas de seguridad subcontratadas para albergues de refugiados, un negocio en auge y muy lucrativo.

Algunos líderes de la ultraderecha xenófoba de AfD apoyan la independencia de Cataluña

Ligado al movimiento xenófobo Pegida (Patriotas Alemanes contra la Islamización de Occidente), AfD recaba el voto de clase media venida a menos, voto nostálgico de la RDA en el este, y una ensalada de grupos de extrema derecha que van desde los viejos votantes del neonazi NPD, hasta la ultraderechista «Tercera Vía» , pasando por elementos folclóricos como los moteros de «Hells Angels» que seguramente irritan la bilis de sus fundadores. Porque AfD comenzó siendo un partido formado por profesores universitarios y medianos empresarios contrarios a los rescates europeos. Después ha ido añadiendo a su programa electoral asuntos a cual más peregrino: desde la restauración del servicio militar obligatorio, pasando por la prohibición de construir minaretes y hasta el apoyo a la independencia de Cataluña. Este último punto fue defendido por Hans-Olaf Henkel, antiguo presidente de la patronal alemana y responsable de IBM para Europa, Oriente Medio y África, que a sus 76 años ha resucitado a la política de la mano de AfD. «Las superestructuras impiden a los ciudadanos de a pie vivir de acuerdo a sus propios principios y si los catalanes quieren ser independientes deben ser escuchados», ha dicho.

Castigo al SPD

«Detrás de posiciones de Merkel difíciles de entender, como el acuerdo con Turquía para que contenga refugiados a cambio de fondos europeos, está seguramente la presencia amenazante de AfD, lo que supondría tener a este partido en el día a día de las instituciones alemanas», explica Funke. El Partido Socialdemócrata, que también recibirá un severo castigo hoy en las urnas, según las encuestas, ha sugerido a la Fiscalía General que investigue si en su discurso político hay consignas anticonstitucionales . Y la Unión Cristianodemócrata (CDU) de Merkel ha seguido la estrategia de ignorar a AfD para no darle más relevancia política, aunque algunos de sus miembros, como el ministro de Finanzas Wolfgang Schäuble, a duras penas se han contenido. Tenemos que desenmascarar a estos demagogos y advertirle a la gente del peligro que representan. Nos van a traer sólo desgracias», ha lamentado, reconociendo que lo que Alemania e incluso Europa se juegan en el ascenso de este partido, va más allá que la crisis de los refugiados.

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