El Kremlin, palabra que en ruso significa fortaleza o ciudadela, es una construcción presente en prácticamente todas las ciudades medievales rusas. El de Moscú no es el más antiguo, pero sí el más grande y en el interior de sus murallas aloja el centro de ... poder del país, además de varias iglesias, catedrales de cúpulas doradas, un formidable campanario, diversos edificios históricos, museos y el legendario Palacio de Congresos , sede de los grandes cónclaves del PCUS, el Partido Comunista de la Unión Soviética.
El territorio acotado por los dos kilómetros y medio que tiene la actual muralla de ladrillo rojo (antes había sido de madera y después de piedra) tiene una superficie de 27 hectáreas. Su perímetro incluye 20 torres, una de ellas, la Spásskaya (de la Salvación), tiene el reloj que fija la hora para la franja de Moscú y sirve de referencia para el resto de los husos horarios de todo el país. Sus campanadas resuenan en la Plaza Roja y, cuando el Mausoleo de Lenin tenía guardia de honor, servían para marcar los relevos.
El recinto del Kremlin cuenta con la catedral más antigua de la ciudad , la de la Asunción (siglo XV), y con una de sus iglesias también más viejas, la de la Natividad (final del siglo XIV). Hay además otras dos catedrales, la de la Anunciación (finales del siglo XV) y la del Arcángel Miguel (siglo XVI), en donde se encuentran las tumbas de todos los zares hasta el siglo XVII, a partir del cual los monarcas rusos empezaron a ser enterrados en la catedral de San Pedro y San Pablo de San Petersburgo.
El Kremlin moscovita incluye además jardines y una amplia zona palaciega construida entre los siglos XVIII y XIX: El Palacio del Senado, el Arsenal, la Armería y el Gran Palacio del Kremlin. El Palacio del Senado, que nada tiene que ver con la actual Cámara Alta del Parlamento ruso, aloja las dependencias administrativas de la Presidencia , en donde se encuentra el despacho del presidente Vladímir Putin y su residencia, aunque en realidad vive en Novo Ogariovo, en las afueras de Moscú.
El Gran Palacio del Kremlin fue terminado de erigir a mediados del siglo XIX sobre la localización en donde Iván III, el primer soberano ruso que habitó la fortaleza, tenía su alcázar. En su costado oriental se conserva íntegra la Cámara de las Facetas , que Iván III encargó a arquitectos italianos y que empezó a construirse en 1487. Es el edificio civil más antiguo del Kremlin y uno de los pocos de aquella época existentes todavía en la capital rusa.
El Gran Palacio cuenta con cientos de salas y en las más espaciosas (San Jorge, la mayor de todas, San Andrés, del trono, San Vladímir, San Alejandro y Santa Catalina) se celebran los principales actos oficiales y recepciones. La Cámara de las Facetas, cuyos interiores se han utilizado en películas ambientadas en los tiempos de Iván IV, el Terrible, también se emplea para ceremonias de Estado y banquetes , como en siglos precedentes.
En este espléndido palacete eran recibidos los embajadores extranjeros, se daban a conocer solemnemente a los herederos del trono ruso, se reunían los consejos de notables, en uno de los cuales, hace más de 300 años, se decidió la cuestión de la reunificación de Ucrania con Rusia . En 1552, Iván el Terrible organizó en la Sala de las Facetas la fiesta en honor de la victoria sobre el tártaros de Kazán.
Borís Godunov organizó allí en 1602 el homenaje al príncipe danés Ioann, con quien se casó su hija Ksenia. El almuerzo consistió en una cantidad pantagruélica de platos, al parecer, unos 200. Las sillas para Boris Godunov y el príncipe danés fueron hechas de oro y la mesa de plata. Ya en el siglo XVIII, el zar Pedro I festejó en la Cámara de las Facetas la victoria sobre los suecos en la batalla de Poltava (1709).
Una de las reformas de más calado acometida dentro del conjunto arquitectónico del Kremlin fue la que se hizo en 1934, cuando al frente de la URSS se encontraba el dictador comunista, Iósif Stalin. Las bellas salas de San Andrés y San Alejandro fueron convertidas en una enorme galería rectangular para organizar las sesiones del Sóviet Supremo (Parlamento). Hay decenas de fotografías y varias filmaciones que recogen los discursos de Stalin.
Pero el órgano legislativo pasó a un segundo plano al ser el Comité Central del PCUS y su Politburó, elegidos en los congresos del partido, el centro de poder. Después de una reconstrucción que acabó con notables tesoros históricos y artísticos, la sala rectangular con bancadas en línea, como en muchas aulas universitarias, se utilizó solamente para cinco congresos del partido: 1934 (el XVII Congreso), 1939 (XVIII), 1952 (XIX), 1956 (XX) y 1959 (XXI). Las filas traseras quedaban demasiado lejos del Presídium. EL XX Congreso del PCUS de 1956 fue el de la desestalinización de Nikita Jrushiov. Discurrió hace justo 65 años, entre el 14 y el 25 de febrero.
Aquella alargada estancia, no obstante, fue recuperada tras la desintegración de la URSS como sede del Congreso de los Diputados Populares de la Federación Rusa y vivió los debates durante la profunda crisis constitucional, acaecida en el otoño de 1993, que condujo a la disolución del Parlamento, al bombardeo de su edificio, situado a unos cinco kilómetros al oeste del Kremlin, y al reforzamiento del entonces presidente, Borís Yeltsin.
Desde 1961, los grandes reuniones del Partido Comunista soviético empezaron a llevarse a cabo en el Palacio de Congresos del Kremlin , su construcción más moderna. Por orden de Jrushiov, las obras comenzaron en mayo de 1960, duraron 16 meses y fueron polémicas porque el estilo arquitectónico elegido, el llamado «modernismo soviético», desentonaba con el resto de las edificaciones. Hoy día es una sala de espectáculos.
Después de 1970, cuando el primer mandatario era Leonid Brézhnev, el Sóviet Supremo de la URSS se trasladó al llamado Edificio 14 del Kremlin, un palacete levantado sobre el solar en donde antes existieron el monasterio Chúdov y el convento Voznesenski . Mijaíl Gorbachov, el último líder soviético, convirtió el Sóviet Supremo en órgano legislativo permanente en 1989. Su hemiciclo fue convertido tras la desintegración de la URSS en sala para ruedas de prensa. Las corrientes subterráneas dañaron los cimientos de este Edificio 14 y tuvo que ser demolido en 2016. En cuanto a la sala rectangular del Gran Palacio, Yeltsin ordenó en 1994, sesenta años después de su desmantelamiento, restaurar de nuevo las salas de San Andrés y San Alejandro.
Según la leyenda, el fundador de Moscú, cuyo nombre le viene del río que surca la ciudad, el Moskova, fue el príncipe Yuri Dolgoruki (Yuri Manoslargas), cuya estatua ecuestre se yergue actualmente frente al Ayuntamiento capitalino y recuerda mucho la del Cid Campeador. La ciudad se desarrolló con gran rapidez gracias a que había un animado comercio a lo largo del río y allí convergían dos caminos comerciales terrestres.
Los orígenes de Moscú
La primera mención escrita de Moscú se remonta al 4 de abril de 1147, cuando tuvo lugar un festín con motivo de la alianza de Dolgoruki con el príncipe Sviatoslav de Chernígov. El ágape discurrió en la cima del montículo Borovitski, en donde fue construido el primer Kremlin de madera, en 1156, que sufrió varios incendios en años posteriores. Lo habitaron más tarde los príncipes Iván Kalita y Dmitri Donskói, hasta la ascensión al trono, en 1462, de Iván III, durante cuyo reinado la fortaleza adquirió la muralla de ladrillo y su actual apariencia. Después de Iván III, el Kremlin no fue sometido a ninguna reconstrucción significativa. Durante los siglos XV-XVI fue considerada una fortaleza verdaderamente inexpugnable. Lo cierto es que en los siglos posteriores también. Nunca llegó a ser tomada al asalto. Más tarde, se levantaron otras fortificaciones y zanjas alrededor de la muralla principal.
El zar que más tiempo habitó el Kremlin fue Iván el Terrible, estuvo en el trono casi cuarenta años, más que ningún otro monarca ruso e incluso más que Stalin. Su fama de cruel alimentó numerosas leyendas, entre ellas la de que mató a su hijo en un ataque de cólera. La presunta maldad de Iván IV inspiró a escritores, compositores, pintores, coreógrafos y cineastas.
El gran maestro, Iliá Repin, pintó un cuadro en el que el denostado zar aparece con los ojos desorbitados por el horror y el sentimiento de culpa abrazando a su ensangrentado hijo tras matarle a golpes con su cetro. Este lienzo de Repin, que se encuentra en la Galería Tretiakov , no lejos de la muralla sur del Kremlin, en la orilla opuesta del río, ha sido atacado dos veces por quienes opinan que Iván el Terrible fue un gran monarca y no asesinó a su hijo.
Entre quienes tampoco comparten las habladurías que atribuyen al zar numerosos crímenes está Putin. Dijo en una ocasión que «nadie sabe a ciencia cierta si fue verdad que mató a su hijo . Muchos historiadores piensan que no. Todo fue una invención del nuncio papal que le visitó con la intención de hacer de Rusia un país católico y cuando el zar le mando a, ya saben ustedes a dónde, surgieron todo tipo de mitos sobre la supuesta crueldad de Iván IV».
Otra leyenda referida a él sitúa en su reinado la construcción de las mazmorras y cámaras de tortura presentes en los sótanos de la fortaleza. En el subsuelo del Kremlin existen todavía numerosos pasadizos y galerías , supuestamente en desuso, aunque algunos estudiosos creen que actualmente podrían alojar algún tipo de almacén o incluso un refugio nuclear .
Después de que, en 1712, el zar Pedro I el Grande, el reformador y creador de la Rusia moderna, decidiera trasladar la capital a San Petersburgo, el Kremlin quedó como residencia temporal de la corte en sus viajes a Moscú. Un insigne inquilino del Kremlin fue Napoleón Bonaparte , que entró en el recinto de la fortaleza con sus tropas sin ninguna resistencia el 14 de septiembre de 1812.
Los moscovitas habían abandonado la ciudad días antes, se llevaron el ganado, quemaron sus casas y envenenaron los pozos. Aquello supuso el principio del fin de la mayor parte de la tropas napoleónicas que invadieron Rusia. El duro invierno de aquel año hizo el resto y tornó aquella incursión del emperador francés en una pavorosa derrota.
El Kremlin se convirtió de nuevo en el corazón del país tras la Revolución de 1917. Pese a que al finalizar la I Guerra Mundial se firmó la paz con Alemania, las tropas del Kaiser se apoderaron de Pskov, localidad muy cercana a Petrogrado (San Petersburgo), la capital rusa, y los bolcheviques temían que pudiesen avanzar, ponerse del lado de las fuerzas contrarrevolucionarias, la Guardia Blanca zarista, y atacar la ciudad. Así que Vladímir Ilich Uliánov (Lenin), líder de la revolución y del nuevo Estado comunista, tomó la decisión de trasladar la capital a Moscú e instalar su Gobierno y residencia personal en el Kremlin . Lo hizo en marzo de 1918, hace ya más de un siglo y 206 años después de que Pedro I se llevara la corte a San Petersburgo. Desde el Kremlin dirigió al Ejército Rojo durante toda la guerra civil.
Destrucción soviética
A partir de 1924, Stalin ordenó instalar el mausoleo de Lenin en la Plaza Roja. Surgió entonces la necrópolis en la parte exterior de la muralla noreste del Kremlin. Más adelante, en los años 30, fueron vandálicamente demolidos el monasterio Chúdov y el convento Voznesenski, desaparecieron de las torres las águilas bicéfalas zaristas, que fueron sustituidas por estrellas, primero doradas y luego rojas de cristal color rubí, se cerraron las iglesias, las campanas dejaron de repicar y se acabaron las visitas de la población al conjunto amurallado.
Hubo que esperar hasta 1955, dos años más tarde de la llegada al poder de Nikita Jrushiov, para que se reabriera al público el Kremlin y algunos de sus museos. Pero sus iglesias y catedrales tuvieron que esperar para reanudar el culto religioso hasta la época de la «perestroika» de Gorbachov, en la segunda mitad de los años 80. La Unesco declaró en 1990 Patrimonio de la Humanidad , no sólo el propio Kremlin, sino también la Plaza Roja y la Basílica de San Basilio, otro de los símbolos más célebres de la capital rusa.
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