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La Jungla y la pobreza de Calais, caldo de cultivo de la ultraderecha

Pese al cierre del gran campo de refugiados, más de 100 inmigrantes continúan deambulando por la localidad, que votó masivamente al FN en la primera vuelta

Una docena de coches aparecieron quemados en uno de los barrios más pobres de Calais la mañana de ayer por una razón todavía desconocida F. J. C.
F.J. Calero

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La Jungla de Calais fue uno de los símbolos de la crisis de refugiados. Hasta 10.000 inmigrantes autogestionaron durante dos años un descampado reconvertido en una improvisada ciudad con mezquitas, iglesias, colegios e incluso bares. Seis meses después de su cierre, ... un escueto cartel impide el paso al público. De los miles de inmigrantes que ocupaban las calles calaseñas, tan solo un centenar de eritreos, etíopes y afganos, entre otros, deambulan ahora por esta silenciosa ciudad portuaria en la que, a dos días de la segunda vuelta de las presidenciales, solo hay carteles de «Marine présidente!». En Calais el Frente Nacional obtuvo un 37% de los votos en la primera vuelta, más que cualquier otro partido.

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