José M. de Areilza - Monnet & Co.
Corbyn se manifiesta
Es cierto que la desigualdad económica ha aumentado en el Reino Unido desde la gran crisis económica de 2008. Pero si aspiran a que el sistema funcione para todos, la prioridad laborista debería ser frenar el plan de Boris Johnson sobre el Brexit
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Iniciar sesiónEl Manifiesto por la Esperanza lanzado por Jeremy Corbyn contiene todos los tics de un dinosaurio de izquierdas aspirante a primer ministro. Siguiendo el manual del perfecto populista, arremete contra los ricos, los millonarios y los poderosos. Promete freírlos a impuestos, nacionalizar transportes, el ... agua y el servicio postal, matrículas universitarias gratis, regalar el acceso a la banda ancha y multiplicar las viviendas sociales. El líder laborista ignora por completo la herencia de Tony Blair, el gran modernizador de la izquierda británica y en cierto sentido heredero de Margaret Thatcher. Corbyn vive mentalmente a principios de los años setenta, cuando su partido desconfiaba del mercado. Sus mayores querían arreglarlo todo con más recaudación y gasto, fiándose de unos sindicatos con esteroides.
Es cierto que la desigualdad económica ha aumentado en el Reino Unido desde la gran crisis económica de 2008. Pero si aspiran a que el sistema funcione para todos, la prioridad laborista debería ser frenar el plan de Boris Johnson sobre el Brexit, de consecuencias económicas y sociales muy negativas. A Corbyn le sigue produciendo aburrimiento y desconfianza la Unión Europea, a la que entiende como una conspiración capitalista que embrida el gasto público y limita la política industrial. Ofrece una renegociación de la salida de la UE, sin explicar mucho en qué consistiría una retirada en mejores condiciones. Después convocaría un segundo referéndum, en el que de ningún modo se compromete a votar a favor de la permanencia en la Unión, como reclaman dos tercios de sus seguidores. La estrategia de Boris está funcionando. No habla apenas de las consecuencias del Brexit, sino de las fantasías con las que se propone inventar un país nuevo. Pulsa muy bien las teclas de la nostalgia imperial. Una mayoría de ciudadanos británicos rechazan el Brexit, y más conforme al acuerdo de mínimos tan incierto negociado por el primer ministro. Pero el sistema electoral prima claramente al partido más votado. Si las encuestas aciertan y Boris Johnson consigue una amplia victoria, deberá gratitud eterna a Corbyn. No será suficiente con proponerle para un ducado y un asiento en los Lores.
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