Johnson cumple un año al frente de un país que le ama o le detesta por igual
El «premier» británico llegó para sacar al Reino Unido de la UE, y se siente vindicado
Ivannia Salazar
El primer ministro británico, Boris Johnson , llegó al poder con la promesa de consumar el Brexit, costara lo que costara, tras ser elegido líder del Partido Conservador. Hoy se cumple un año desde aquel día, cuando una multitud lo recibía entre aplausos, en ... esos tiempos en los que la distancia social no era una forma de salvar la vida y en los que aún se daba la enhorabuena con un apretón de manos. A juzgar por todo lo que ha sucedido en los últimos 12 meses, parece que Johnson ha pasado en el poder, y en los titulares de los medios, mucho más tiempo.
Periodista, parlamentario, alcalde de Londres y ministro de Exteriores, Johnson, que cumplió 56 años en junio, asumió como sustituto de Theresa May , que pese a sus intentos, no logró que se aprobara su acuerdo de salida para el divorcio con el bloque comunitario. Las elecciones de diciembre, en las que el conocido político obtuvo la mayoría absoluta en el Parlamento, refrendaron su éxito, y marcaron uno de los momentos estelares de unos 365 días llenos de luces y sombras.
Su primer gol lo marcó en otoño, cuando expulsó a un grupo rebelde de sus propias filas. No querían un Brexit duro. Luego llegó el triunfo en las elecciones en pleno invierno, después de que el entonces líder del Partido Laborista, Jeremy Corbyn , lo acusara de haber asumido el cargo sin contar con el apoyo de la población. Inmediatamente después consiguió la prometida salida de la UE. Sus fanáticos festejaron y sus detractores lloraron. Y cuando estos últimos creían, sobre todo en sitios como Londres y Escocia, donde el «remain» fue mayoría, que lo peor que podía suceder era el Brexit, llegó entonces la primavera y, con ella, la pandemia del Covid-19. No solo puso todo patas arriba, confinamiento de toda la población incluido, sino que casi se lleva al «premier» por delante: pasó siete días en el hospital, tres de ellos en cuidados intensivos. El país contuvo la respiración e incluso se habló de los pasos a seguir en caso de que falleciera. Para este momento, los elogios a su gestión era cada vez menos.
Al principio fueron muchos, cuando los sectores más conservadores alabaron que lograra cumplir con su promesa del «Get Brexit done» y su discurso sobre proteger la Seguridad Social (NHS) caló en una población que adora al sistema nacional de salud. Las encuestas mostraban el apoyo generalizado ante las medidas que tomó para evitar la propagación del covid-19, pero las más de 45.000 personas fallecidas, según el recuento oficial, lastraron su credibilidad. Tampoco ayudó Dominic Cummings , su polémico asesor y mano derecha, a quien defendió cuando una parte de la ciudadanía exigía su dimisión tras incumplir las reglas de la cuarentena.
Tan amado como odiado, ha generado cientos de titulares no solo por su gestión política sino por su vida personal. Es el primer ministro que vive en Downing Street con su pareja, la periodista Carrie Symonds , sin estar casado, y además tuvieron un bebé solo dos semanas después de ser dado de alta. Presuntamente, fue antes de lo esperado, ya que en febrero sus padres anunciaron que nacería «en verano». Wilfred Lawrie Nicholas Johnson lleva el nombre de sus abuelos, y «Nicholas» por los dos médicos que, según Johnson, le salvaron la vida.
El país ha demostrado una vez más ser pionero en ciencia, ya que es precisamente un equipo de la Universidad de Oxford el que lidera el desarrollo de una vacuna contra el covid-19. El logro no es, por supuesto, de Johnson, pero sí lo son los más de 60 millones de libras que su gobierno ha aportado a la investigación. En medio de todo esto, también hubo cuatro atentados terroristas y protestas multitudinarias a favor del movimiento «Black Lives Matter» cuando la distancia social ya era obligatoria, lo que no evitó que la gente derribara algunas estatuas.
Su aniversario como primer ministro llega cuando el país se está abriendo por fin tras pasar el pico del brote, aunque por delante queda un descomunal desafío para levantar la economía, el temor a una segunda ola y un acuerdo comercial pendiente con la UE antes de que acabe el período de transición el 31 de diciembre. Pese a todo, la promesa de este excéntrico y controvertido personaje de convertir al Reino Unido «en el mejor lugar del mundo» sigue en pie.
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