Acostumbrados a vivir con las sirenas como ruido de fondo los últimos días, el atentado de esta mañana contra un autobús en Tel Aviv ha supuesto un duro golpe para los habitantes de la segunda ciudad de Israel . Así lo asegura vía ... telefónica Rafael Anibal , ciudadano español residente en la localidad desde hace unas semanas. «Lo de las alarmas te afecta, pero el ataque terrorista nos ha tocado mucho psicológicamente. Te da la sensación de que el peligro puede estar en cualquier esquina, y eso te desquicia. Llevo horas con un tic nervioso por el estrés», explica.
Estudiante de un máster en diplomacia y seguridad internacional -paradojas del destino-, este madrileño de 29 años se debate entre volver a España inmediatamente o aguantar . «Me ha costado mucho conseguir esta beca como para salir corriendo a las primeras de cambio, pero ya no sabes lo que hacer», confiesa. Ni siquiera un alto el fuego le disuade : «Hay demasiadas facciones como para pensar que eso garantice que no haya más ataques».
Anibal define el ambiente en la ciudad como «paranoico», y pone un ejemplo: «Esta tarde ha entrado una persona con una mochila en un autobús y la gente se ha puesto a gritar y algunas mujeres han salido corriendo. Ha sido surrealista».
A la espera de que se pronuncien sobre si deberían abandonar la zona, el estudiante madrileño indica que esta mañana han recibido un documento de la embajada con algunas instrucciones de seguridad . Mientras tanto, Anibal se debate entre aferrarse al sueño de su aventura israelí - «¡Quién iba a pensar que 22 años después iba a ocurrir esto precisamente ahora!», exclama- o irse al aeropuerto y subirse al primer vuelo que parta hacia Madrid.
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