Rousseff se enfrenta a una ola de huelgas

La huelga abarca 36 categorías de empleados públicos , entre ellos, la policía de investigaciones y de carreteras, los fiscales de renta y los profesores universitarios, que protestan hace tres meses. Las paralizaciones vienen afectando las clases en las universidades, el control de los aeropuertos y la entrada y salida de cargas del puerto de Santos, el más importante de Sudamérica. El efecto dominó ya provica escasez de productos importados, el transporte de cargas, la agricultura y el comercio. Las filas de congestionamiento en las principales carreteras del país son impresionantes.

El martes, manifestantes trataron de invadir el Palacio del Planalto, en Brasilia. « Ya hubo huelgas grandes, pero se concentraban en un sector. Esta debe ampliarse », afirmó el sindicalista Artur Henrique, de la Central Única de Trabajadores (CUT). Se trata de la mayor ola de huelgas desde que el PT llegó a la presidencia con Luiz Inácio Lula da Silva , hace diez años.

El gobierno de Rousseff ha sido duro en las negociaciones, llegando incluso a proponer sanciones a los huelguistas , como descuentos y decretando la sustitución de quien estuviese parado. El motivo presentado por el gobierno es de evitar reajustes que puedan presionar la inflación, en un momento en que la economía brasileña está frenando, con expectativas de crecimiento que cateron de 4,5% a 1,75% para este año. Además de las huelgas de empleados públicos, el país también viene enfrentando protestas en el sector privado desde mayo, en áreas como la industria automotriz, construcción e infraestrutcuras.