El Ejército sirio perpetra otra matanza en la ciudad de Hama

Varios residentes de Hama relataron a la agencia Reuters que carros de combate y francotiradores dispararon contra civiles desarmados, mientras los vecinos colocaban bloques de piedras en mitad las calles para tratar de frenar su avance. Aseguraron, además, que una milicia local alauí, leal a Assad, acompañó a las fuerzas de seguridad.

La cifra de muertos, que recuerda a la masacre que el padre de Assad perpetró en la misma ciudad en 1982 —unas 30.000 personas murieron en los enfrentamientos entre el Ejército y manifestantes encabezados por los Hermanos Musulmanes—, fue subiendo a lo largo de la tarde, ya que, según residentes, muchos cadáveres permanecieron en las calles sin ser recogidos y hubo heridos graves.

«Assad está tratando de resolver el problema antes del Ramadán, cuando cualquier oración rutinaria puede convertirse en un viernes de protesta», dijo a Reuters Yasser Saadeldine, un islamista sirio que vive en el exilio en Qatar. Según Saadeldine, la masacre supone una señal clara de que el presidente sirio va a apostar por la solución de la represión militar para terminar con las protestas, que desde marzo están extendidas por todo el país y piden su salida del poder. Un médico de Hama contó a Reuters que los tanques atacaron desde cuatro direcciones distintas, disparando con ametralladoras pesadas y aplastando los bloques de piedra colocados por los vecinos. Los francotiradores se colocaron en los tejados del edificio de la prisión.

El Gobierno español emitió ayer un comunicado de condena de la masacre en el que exige la entrada en Hama de organismos internacionales «para verificar el número de fallecidos y atender a las necesidades de la población». Además, «exige que se autorice la entrada en dicha ciudad de organizaciones internacionales para verificar los hechos, establecer responsabilidades y socorrer a los heridos». Alemania e Italia pidieron anoche la intervención de la ONU.