Gran decepción en la Roca por la suspensión del mitin de Cameron

Un mazazo para el «establishment» gibraltareño, que con tanto optimismo había acogido la noticia de su visita. Pese a lo apresurado del anuncio, habían tratado de impregnar al viaje de Cameron de un carácter histórico. «This is the big one», escribía Picardo en su cuenta de Facebook.

Sin embargo, en la calle la realidad no daba para tanto. Fue Peter Cassana, asesor de Picardo, el encargado de subirse al escenario dispuesto en la plaza Casemates para anunciar la cancelación del mitin. Se hizo el silencio.

«Es una pena, pero las personas son lo primero». Lo afirmaba Aída, una sexagenaria gibraltareña que enfilaba ya el camino a casa, banderita en ristre, tras conocer la cancelación del mitin. «En cualquier caso, Cameron ha demostrado el cariño de todo el Reino Unido al pueblo de Gibraltar », se consolaba. Poco a poco se iban disolviendo los grupos que, llegando a varios centenares de personas, habían acudido a presenciar la llamada de Cameron en pro de permanecer en la Unión Europea.

Esa era la máxima ayer. Sentirse importantes y reconocidos dentro del Reino Unido. En Main Street, en la improvisada oficina a favor del «in», el líder de la oposición, Daniel Feetham , insistía también a ABC en ello. No hay fisuras en el parlamento gibraltareño. Todo el mundo está por la labor europea. Pero el líder del partido GSD advertía: «El resultado está muy ajustado. ¿Y si los 20.000 votos que pueden inclinar la balanza son los nuestros?». Hay 24.300 votantes inscritos para votar en Gibraltar y se espera una alta participación, mayoritariamente en contra del Brexit.

Feetham se felicitaba también irónico por los efectos de las llamadas en pos de la españolidad de Gibraltar . «Cada vez que intentan meter miedo están haciendo una llamada a votar a favor de la UE», incide. «Que Rajoy entienda que a quien comprometen sus amenazas es a los 10.000 trabajadores españoles que vienen aquí cada día».

Así es, los más preocupados por el incierto resultado del referéndum son los españoles que, como Emi , camarera de La Línea enCasemates Square y con sus abuelos enterrados en la Roca, conocieron el cierre de la Verja. José Luis, obrero de San Roque que trabaja en una subcontrata que levanta un párking y dos torres de oficinas en Ocean Village, también responde temeroso. «El trabajo está aquí; en España no hay nada». Sus más de cien compañeros son compatriotas. Entre los «llanitos», preocupación por los efectos económicos que podría tener el Brexit , pero cierta autosuficiencia muy «british». «Que no nos metan miedo; serán los españoles quienes más sufran», aseguran, aunque no es tan fácil.«A ver si ellos van a querer hacer el trabajo que hacemos nosotros», remata Ana , dependienta de La Línea.