Turquía apoya a Grecia en la construcción de la valla fronteriza, a pesar de las críticas

Tanto la UE como el ACNUR consideran que la medida será contraproducente

AP

DANIEL IRIARTE

Grecia ha encontrado en Turquía un inesperado aliado en su proyecto para construir una valla fronteriza para detener la inmigración ilegal entre ambos países. Inesperado porque a la larga relación de conflicto entre estos estados (que todavía hoy mantienen un contencioso sobre la soberanía de ... las islas del Egeo) hay que sumar la falta de colaboración en materia migratoria. A pesar de la presión de la Unión Europea, no han logrado formalizar un acuerdo de readmisión para inmigrantes expulsados, lo que ha llevado a Bruselas a cuestionar la sinceridad de la cooperación turca.

Pero, tras la visita a Turquía del primer ministro griego George Papandreu el pasado viernes, el gobierno turco ha pasado a apoyar el proyecto de la valla. “Comprendemos la gravedad del problema que la inmigración ilegal supone para Grecia”, ha declarado el primer ministro, Recep Tayyip Erdogán. En Grecia, la construcción ha generado una división popular. Ayer, grupos de extrema derecha lanzaron piedras contra una manifestación celebrada contra la construcción de la valla. La Policía tuvo que intervenir empleando gases lacrimógenos. Los manifestantes, aproximadamente un millar, fueron convocados por grupos de izquierda y de defensa de los derechos de los inmigrantes. Precisamente este sábado el semanario 'Thema' publicó un sondeo elaborado por Alco que revela que el 73 por ciento de los griegos apoyan la iniciativa del Gobierno.

Las autoridades turcas se muestran impotentes para combatir el flujo de inmigrantes a través de su territorio. “No valen intervenciones unilaterales, falta cooperación. Grecia y la UE deben colaborar más estrechamente con Turquía” asegura a ABC Gökhan Sözer, gobernador de la provincia turca de Edirne, en la frontera con Grecia. “Pero sólo nos dicen que por qué se escapan de nuestras fronteras, que los detengamos”, se queja.

Nueve de cada diez inmigrantes sin papeles que entra en la Unión Europea lo hace a través de territorio griego, según el Frontex, la agencia europea de protección de fronteras. Y la mayoría de ellos lo hace a través de los doce kilómetros y medio de frontera terrestre que Turquía y Grecia comparten, en un meandro del río Meriç (o Evros, para los griegos). En noviembre, unos 200 agentes del Frontex fueron desplegados en esta área, lo que ha producido un descenso del 44 % en el número de entradas ilegales, según la propia agencia.

En el año 2010 fueron interceptados más de 33.000 irregulares, casi cuatro veces más que el año anterior. Pero otros 40.000 lograron cruzar por este punto, según el gobierno griego, que insiste por ello en la necesidad de construir una valla protectora. Y Erdogán ha acudido en su ayuda. “No es una medida tomada contra Turquía o Grecia. Es incorrecto verlo como un muro, es sólo una barrera”, ha declarado.

Ambos estados parecen ser los únicos a los que la valla les parece una buena idea: tanto la Unión Europea como Naciones Unidas han criticado el proyecto, al considerar que no va a solucionar el problema de la inmigración, pero sí a crear otros nuevos. “Mientras cada estado tiene derecho a controlar sus fronteras, está claro que entre las numerosas personas que cruzan Turquía hacia la Unión Europea hay un número significativo que está escapando de la violencia y la persecución”, dice Melissa Fleming, portavoz del Alto Comisionado de Naciones Unidas para los Refugiados, quien ha mostrado su preocupación por el riesgo de que, cerrado este camino, “los peticionarios de asilo recurran a métodos más arriesgados para garantizar su seguridad”, como las organizaciones de tráfico de personas.

“Los muros o alambradas son medidas a corto plazo que no abordan de forma estructural la inmigración clandestina”, ha declarado por su parte un portavoz de Cecilia Malmström, responsable de las políticas de inmigración de la UE. La solución “requiere el diálogo con los países de origen y los países de tránsito”, ha asegurado, lo que ha sido interpretado como una crítica velada a Turquía por su presunta falta de colaboración.

Pero, para el gobernador Sözer, esta visión es injusta. “Nuestro país tiene ocho mil kilómetros de frontera y es fácil que entren inmigrantes irregulares”, se defiende. “Vienen de estados con problemas internos graves, y seguirán llegando mientras en sus países haya inestabilidad. Vienen a Turquía simplemente porque está camino de la Unión Europea”, asegura.

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