¿Qué fue del «efecto Clegg»?
Si el primer debate valió para que toda la atención se centrara en él, los dos siguientes sirvieron para que sus propuestas quedaran expuestas
El primer debate televisado alumbró la Cleggmanía, los otros dos debates la finiquitaron. Eso es lo que dice el director de Populus, uno de los principales institutos demoscópicos británicos, para explicar por qué los liberal-demócratas pasaron del 34% por ciento de los votos y ... 110 escaños que les llegó a dar alguna encuesta, a la cruda realidad del recuento: 23% de apoyo y 57 escaños (1% más que en 2005 y cinco escaños menos).
«Los panfletos «tories» sobre el Trident me mataron», se ha quejado uno de los candidatos lib-dem que al final se quedó sin escaño. Se refería a la propuesta de su partido de no renovar el programa Trident de submarinos con armamento nuclear. Esa medida, junto con la de una amnistía para todos los inmigrantes ilegales con diez años de residencia en el país y la postura de sí al euro, aunque no de momento, han sido señaladas como el motivo que acabó desenganchando a muchos votantes del interés inicial mostrado por Nick Clegg.
Si el primer debate valió para que toda la atención se centrara en él, los dos siguientes sirvieron para que sus propuestas quedaran expuestas, criticadas por Gordon Brown y sobre todo David Cameron.
Parlamento «colgado»
Como ha escrito en «The Times» Andrew Cooper, director de Populus, empresa que ha servido las encuestas para ese diario, «el foco se centró en lo que Clegg haría o no haría» en una situación sin mayorías, propiciada precisamente por su mismo ascenso en las encuestas. «Cuanto más pensaron los lectores sobre lo que un Parlamento «colgado» implicaba, menos atractivo sonaba» Clegg.
Esto se ve corroborado por el dato de que el 70% de los electores consideraba que los liberal-demócratas «parecen gente decente pero sus políticas probablemente no van a ningún sitio», «en el fondo son un partido de protesta y, desde un punto de vista realista, no tienen oportunidad de ganar», como señalaban frases de los cuestionarios.
Este último punto está a caballo con el segundo gran motivo para que la burbuja liberal-demócrata explotara ante las urnas, de acuerdo con lo señalado por los observadores. Si el primero fueron sus propias políticas, demasiado «alternativas» -el «Nick, sé realista», que le espetaba continuamente Brown-, el segundo fue el mismo sistema electoral.
Después de decenios con un bipartidismo fomentado por el procedimiento electoral, los británicos tienen interiorizado que sólo puede ganar uno de los dos grandes partidos y se le vota con convicción o por voto útil. A la hora de la verdad, pocos creyeron que los liberal-demócratas podían ser una alternativa fuerte. Por eso, esta formación no podrá romper el corsé mientras no cambien las reglas.
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