El efecto «Alberto» pone en alerta a Bolsonaro y la región

Bolsonaro se negó a felicitar a «los Fernández». El presidente de Brasil no se moderó ni utilizó medias tintas al decir lo que piensa: «No tengo una bola de cristal pero creo que Argentina eligió mal». El presidente electo de Argentina fue, en plena campaña, a visitar a Luiz Inacio Lula Da Silva y no son pocas las ocasiones, incluida la noche electoral, en las que demandó su libertad y le trató como si fuera un preso político.

De visita oficial en Emiratos Árabes, Bolsonaro habló sin tapujos: «No pretendo felicitarlo (a Fernández). Ahora, no nos vamos a enfadar. Esperaremos para ver cuál es su posición real en la política». Confiado en que una vez en el poder descubra otra realidad, añadió: «Cuando asuma analizará lo que está pasando y veremos qué línea tomará».

En este contexto y antes de que se conocieran los resultados de las elecciones argentinas, Bolsonaro encargó un informe a su Gobierno para conocer la «factura» que tendría pagar Brasil si deja el Mercosur. Asimismo, pidió estudiar las posibilidades que tendría, en alianza con otros socios, de expulsar a Argentina del bloque integrado por Bolivia, Paraguay, Uruguay y Brasil. Preguntado por esta posibilidad, matizó, «no digo que vayamos a dejar el Mercosur pero podemos unirnos a Paraguay y veremos qué pasa en Uruguay» para hacer frente común si gana el balotaje Lacalle Pou . Dicho esto, advirtió, «si Argentina afecta alguna cláusula del acuerdo, si nos hiere, podemos alejarla» aunque «esperamos que nada de esto sea necesario».

La posición poco amistosa de Fernández al acuerdo Unión Europea Mercosur y el encono de las bases kirchneristas a cualquier acuerdo de libre comercio amenaza con generar tensiones en el próximo Gobierno. Pero también, en la región y en especial en la política a seguir con el caso de Venezuela. El Gobierno de Tabaré Vázquez apostó con Andrés Manuel López Obrador al Grupo de contacto, una vía que ha dejado en punto muerto la mayor crisis de la historia de Venezuela y que salpica a los países vecinos con el éxodo de los refugiados (en torno a cuatro millones). Prácticamente el resto de la región, con las excepciones de Nicaragua y los países mencionados, optaron por sumarse al Grupo de Lima.