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EE.UU. y Rusia rebajan la tensión en Ucrania con un primer acercamiento

En un encuentro en Ginebra, ambas partes negocian sobre la ubicación en Europa de los misiles de alcance intermedio

El Kremlin dice ahora que no cabe temer una escalada y niega que esté en sus planes ejecutar la invasión

La vice secretaria de Estado de EE.UU., Wendy Sherman, y el viceministro de Exteriores ruso, Sergéi Ryabkov, posan durante su encuentro en Ginebra Reuters
David Alandete

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Estados Unidos y Rusia iniciaron este lunes la distensión en la frontera de Ucrania con un diálogo bilateral en el que la Casa Blanca ofreció gestos recíprocos para impedir una invasión armada y el Kremlin negó que una operación de ese tipo entre en sus planes inmediatos. «Tratamos una serie de ideas en las que nuestros dos países podrían tomar medidas recíprocas que serían de nuestro interés en materia de seguridad y mejorarían la estabilidad estratégica», dijo en conferencia telefónica posterior al encuentro la subsecretaria de Estado norteamericana, Wendy Sherman .

Por su parte, en las ocho horas de diálogo, los funcionarios rusos dijeron a sus homólogos estadounidenses que no tienen planes de invadir Ucrania. «No hay razón para temer algún tipo de escenario de escalada» dijo Sergei A. Ryabkov, viceministro de Relaciones Exteriores de Rusia, a los periodistas después de la reunión en Ginebra, según informa Reuters. «Las conversaciones fueron difíciles, largas, muy profesionales, profundas, concretas, sin intención de pasar por alto algunos aspectos delicados», añadió Ryabkov. «Tuvimos la sensación de que la parte estadounidense tomó muy en serio las propuestas rusas y las estudió profundamente».

Este tipo de contactos suelen ser tensos, y la Casa Blanca quería que fueran más que un mero trámite antes de las reuniones posteriores en el seno de la Alianza Atlántica y la Organización para la Seguridad y la Cooperación en Europa que serán miércoles y jueves.

Uno de los asuntos que se trató, según la diplomacia norteamericana, es la retirada unilateral de EE.UU., por decisión de Donald Trump , del Tratado de Fuerzas Nucleares de Alcance Intermedio, en vigor desde hacía 40 años y que prohibió la producción, tenencia y pruebas de vuelo de misiles de crucero lanzados desde tierra con una capacidad de alcance de 500 a 5.500 kilómetros. La razón dada por la Casa Blanca para esa salida, que ocurrió en 2019, fue que Rusia violó varias veces el tratado.

De hecho, el propio presidente Biden ya sabía de esas violaciones cuando era vicepresidente. En 2014, Barack Obama , su jefe, denunció en una carta enviada a Vladimir Putin que el Pentágono había detectado pruebas con misiles de medio alcance en Europa desde 2008, lo que suponía una violación de los términos del acuerdo.

La parte estadounidense planteó en el diálogo de este lunes ideas sobre dónde se pueden ubicar misiles de alcance intermedio estadounidenses y rusos. Y EE.UU. dejó claro, dijo Sherman, que está abierto a discutir «formas en las que podemos establecer límites recíprocos en el tamaño y alcance de los ejercicios militares y mejorar la transparencia sobre esos ejercicios».

No es que con estas conversaciones acabe la crisis. Sigue habiendo en la frontera con Ucrania decenas de miles de soldados rusos enviados allí por Putin. Y la parte estadounidense dejó claro que no se fía del todo de las exigencias de Rusia. Según dijo Sherman, que es la número dos de la diplomacia estadounidense, «un país no puede cambiar las fronteras de otro por la fuerza, un país no puede dictar los términos de la política exterior de otro, o impedirle a otro país que elija sus propias alianzas».

No más miembros

En semanas pasadas, tras concentrar sus tropas ante Ucrania, el Kremlin difundió una propuesta de acuerdo con los miembros de la OTAN y un borrador de tratado bilateral entre Rusia y EE.UU. En virtud de ambos, la Alianza Atlántica tendría que acceder a suspender todos los planes de membresía, no solamente con Ucrania, sino de antiguas repúblicas o satélites soviéticos. También debería poner fin a cualquier ejercicio militar conjunto cerca de las fronteras rusas. A cambio, el Kremlin dice que rebajaría la tensión, retiraría las tropas de Ucrania y respetaría otros compromisos internacionales de desarme y prevención de conflictos.

Desembarco de tropas rusas en Kazajistán la semana pasada Reuters

Tanto la OTAN como EE.UU. se han negado a esas exigencias, pues el tratado de conformación de la Alianza Atlántica de 1949 establece que la organización puede invitar a cualquier nación de Europa que esté dispuesta a contribuir a la seguridad conjunta de la esfera del Atlántico Norte, así como a cumplir con las obligaciones que implica ser miembro, como participar de la defensa mutua.

Este lunes, Sherman se pronunció claramente sobre esas peticiones rusas. «Rechazamos con firmeza las propuestas de seguridad que simplemente no son negociables para EE.UU. No permitiremos que nadie anule la política de puertas abiertas de la OTAN», dijo en su conferencia telefónica. Sí advirtió Sherman, como ya hizo el presidente Joe Biden , de que «habrá un coste y consecuencias significativos, mucho más allá de a los que se enfrentaron en 2014» si Rusia invade de nuevo Ucrania. Aquel año, Putin se anexionó la península de Crimea y desde entonces ha estado instigando el separatismo y la violencia en el este del país. Aun así, el tono de las conversaciones le hizo al emisario Ryabkov ruso «ser más optimista». «Pero las mayores dudas aún están en el aire, y no vemos que el lado estadounidense entienda completamente este asunto de una forma que nos satisfaga», dijo.

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