«La disidencia hace huelgas de hambre porque carece de otras alternativas»
Jorge Pérez-López (Santa Clara, 1947) es de esa generación de niños cubanos -los Peter Pan- cuyas familias optaron por mandarles de forma precaria a Estados Unidos para evitar la dictadura castrista. Pero en su caso, el interés por Cuba no se agotó al salir ... de la isla a los catorce años. Ahora edita la serie académica «Cuba in Transition» y forma parte de un reputado grupo de especialistas dedicado a los estudios sociales de su país de origen.
-¿Cómo valora el pulso de huelgas de hambre planteado por la disidencia dentro de la isla?
-Pienso que la disidencia hace huelgas de hambre porque carece de otras alternativas. La represión gubernamental, unida a los ataques perpetrados por los grupos que favorecen al régimen, han terminado por cerrar casi todas las opciones de protesta para los disidentes dentro de Cuba.
- ¿Cree que la muerte del preso político Orlando Zapata supone un antes y después en términos de transición democrática?
-Zapata no es el primero ni el único prisionero político que ha muerto en las cárceles cubanas. Pero el hecho de que existan vías de comunicación que el Gobierno de La Habana no puede bloquear efectivamente ha permitido que se conociera la noticia en el exterior, casi de forma inmediata, con la consiguiente reacción de la opinión pública mundial. Pero queda por ver cómo esa inmolación pudiera influenciar cambios en la isla.
-¿Cómo cree que será el final de la dictadura en Cuba?
-No veo un cambio enteramente pacífico porque son muchos los años y vejaciones acumuladas. Espero que el Gobierno no reaccione de una manera violenta. Pero mientras se prolongue el período actual, especialmente con Fidel todavía «reflexionando», no hace más que aumentar la presión para que ocurra algo negativo. Hace años pensé que podría haber un proceso de transición pacífico al estilo español. Pero no veo que exista una figura como la del Rey ni una disposición hacia la apertura desde dentro del mismo régimen.
-¿Qué balance hace de los dos años que Raúl Castro ha cumplido como presidente de Cuba?
-Desde el punto de vista económico, que es mi especialidad, hay muy poco que decir. Es verdad que el ascenso al poder de Raúl creó muchas expectativas sobre cambio estructural y reformas. Pero los resultados son magros. Con excepción de la distribución de algunas tierras ociosas y la eliminación de ciertas restricciones absurdas que discriminan a los consumidores cubanos, no hay muchos más cambios que se puedan apreciar. Se ha producido hasta un retorno a la planificación central. Lo cual es claramente un paso hacia atrás.
- ¿Por qué las reiteradas dificultades económicas en la Cuba de los Castro no han producido nunca cambios políticos?
-Esto ha sido, en parte, porque el Gobierno ha logrado sobrellevar las crisis a través de ayuda económica procedente de otros países. Durante treinta años, la antigua Unión Soviética y el Comecon mantuvieron la isla a flote económicamente. En la última década, Venezuela ha jugado ese mismo papel. Pero la crisis de divisas en 2010 es muy grave. Y al parecer las exportaciones de servicios a Venezuela, que constituye la fuente principal de divisas para el Gobierno cubano, se ha estancado.
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