Los diez puntos de Draghi para superar la crisis sanitaria y económica

Draghi, economista, doctorado en el MIT (Massachusetts Institute of Technology) de Boston, profesor universitario, ejecutivo en Goldman Sachs, expresidente de la Banca de Italia antes de acceder a la presidencia del BCE, es un técnico, pero no puede decirse que es un personaje ajeno a la política. Se ha declarado siempre como un servidor del Estado: «Trabajo al servicio de la sociedad ».

En su larga carrera pública, Draghi ha tenido oportunidad de demostrar su sensibilidad y capacidad para enfocar los problemas económicos y sociopolíticos. Aunque apartado de la esfera pública, Draghi escribió en marzo del pasado año, en plena pandemia, un artículo en la primera página del «Financial Times», que se convirtió en una especie de manifiesto de Europa para enfrentarse a un enemigo temible e invisible, frente al que las viejas normas resultan inútiles y dañinas. «La pandemia del coronavirus es una tragedia humana de proporciones bíblicas », era el comienzo de aquel célebre artículo, que hoy vuelve ser mirado con gran atención en Italia y en Europa.

En síntesis, Draghi afirmaba que estamos en guerra, y en una guerra son necesarias leyes excepcionales para garantizar la renta a quien pierde el trabajo y evitar las quiebras de empresas. Y eso solo se puede hacer con alta deuda pública y con liquidez a las empresas. Añadía que es la hora de que el Estado y los bancos intervengan de manera «fuerte y rápida» para evitar una «profunda recesión» . Pero Draghi matizaba que hay una deuda pública «buena», es decir, se debía invertir en infraestructuras, en educación y, en general, en campos productivos que después generarán riqueza y permitirán un crecimiento económico para poder pagar esa deuda pública. En otras palabras, lo que Draghi dice es que no se puede crear una economía a base de bonos y subsidios: «Para relanzar la economía, no son suficientes los subsidios», ha afirmado. Una parte fundamental de su discurso se dirige a los jóvenes, para los que pide una atención especial por parte del Estado.

Draghi, personaje discreto al que no le gusta exhibirse , no se dirigía solo a Italia con ese artículo, sino a Europa. Al igual que en el año 2012, cuando con gran audacia salvó al euro al prometer que haría «todo lo que fuera necesario» por la moneda única, ahora su manifiesto se ha convertido en una advertencia y una brújula con nuevas coordenadas para las instituciones europeas. Seguro que ahora, si la mayoría del parlamento le da su apoyo, hará igualmente todo lo que sea necesario para sacar a Italia de la recesión y relanzar su crecimiento económico.

Draghi fue escuchado por los dirigentes europeos, con los que ha seguido en contacto tras dejar la presidencia del BCE, en particular con Angela Merkel . Draghi pidió a la Unión Europea actuar con urgencia y decisión, olvidando la época de la austeridad. Poco meses después se aprobó el Fondo de Reconstrucción europeo , dotado con 750.000 millones de euros (más de la mitad para Italia y España). El manifiesto para Europa lanzado por Draghi en el FT contra el coronavirus y la devastadora crisis económica fue resumido por los medios en diez puntos.

Las empresas ya están en pérdidas , la economía se contrae. Muchas empresas están despidiendo trabajadores. Una profunda recesión es inevitable. Pero hay que conseguir que no sea «depresión prolongada», por lo que se debe actuar de forma rápida y fuerte.

Hay que proteger a los ciudadanos del riesgo de perder el trabajo . Si no se hace esto, se saldrá de esta crisis con índice de empleo y una capacidad de producción permanentemente más bajos.

Para proteger el empleo y la capacidad productiva en un momento de drástica pérdida drástica de ingresos, sirve un apoyo inmediato de liquidez.

Las empresas no aprovecharán la liquidez simplemente porque el crédito es barato. Las empresas que tienen una cartera de pedidos reembolsarán esta nueva deuda. Pero no será así para todos. Otros aumentarán su deuda para mantener sus empleos . Sus pérdidas acumuladas correrán el riesgo de poner en peligro su capacidad de invertir en el futuro. Su deuda tendrá que ser cancelada. Y será el Estado el que se haga cargo.

Ya está claro que se necesitará un aumento significativo de la deuda pública para evitar la depresión . Especialmente Europa tiene un sector estatal, una maquinaria pública y un sistema bancario generalizado que es lo que se necesita ahora para afrontar la crisis.

El Estado tiene un papel que desempeñar en emergencias nacionales, y debe usar su presupuesto para proteger a los ciudadanos y la economía contra los choques de los cuales el sector privado no es responsable e incapaz de absorber. Esto es lo que sucede en las guerras, sucedió en las dos guerras mundiales.

Los gobiernos deben absorber gran parte de la pérdida de ingresos causada por el cierre de empresas para proteger los empleos y la capacidad productiva. Al hacer esto, la deuda pública aumentará. Pero la alternativa es una destrucción permanente de la capacidad de producción y la base impositiva, mucho más perjudicial para la economía y las finanzas públicas. Las bajas tasas de interés ayudarán a gestionar el alto aumento de la deuda pública.

Los bancos deben prestar rápidamente efectivo, dinero, sin costo alguno a las empresas para salvar empleos. Los bancos son el vehículo para la intervención estatal para salvar la economía. El capital que necesitan los bancos para realizar esta tarea debe ser proporcionado por el Estado, por los gobiernos, en forma de garantías públicas sobre todo.

Ni la regulación ni las normas sobre garantías deben obstaculizar la creación de todo el espacio necesario en los balances de los bancos para dar liquidez a las empresas para este propósito. La burocracia no debe frenar las intervenciones estatales y bancarias.

El mercado de bonos debe ayudar a las empresas más grandes, para el resto se necesita la red de sucursales bancarias y, donde sea posible, de las oficinas bancarias de correos. El costo de la vacilación por parte de los estados podría ser irreversible. El recuerdo de los sufrimientos de los europeos de la década de los años 20 es la advertencia más que suficiente. La rapidez del deterioro de los presupuestos privados , causada por la parada de la economía, debe abordarse con igual rapidez mediante el uso de los presupuestos públicos, en la movilización de los bancos y, como europeos, por el apoyo entre los Estados europeos para una causa común.