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«Nos pidieron que cerráramos los ojos y no los abriésemos hasta salir del cole»

Varios profesores escondieron a sus alumnos en baños o armarios mientras duró la matanza de Connecticut

«Nos pidieron que cerráramos los ojos y no los abriésemos hasta salir del cole» reuters

s. i.

La escuela «Sandy Hook», en la pequeña población de Newtown, era hasta este viernes uno de los lugares más tranquilos y cotizados por las familias en el estado norteamericano de Connecticut. Tras la matanza de inocentes registrada a primeras horas de la ... mañana (hora estadounidense) ha entrado en los anales del horror y de la locura humanas.

Las primeras imágenes proporcionadas por las televisiones norteamericanas helaron la sangre de todos. Niños de cinco a 10 años llorando a gritos y caminando en fila india al salir de las instalaciones de la escuela, escoltados por profesores y policías; padres desesperados preguntando por sus hijos o abrazándose a ellos; policías con ropa de camuflaje tomando posiciones o patrullando con perros por los alrededores de la escuela.

«La Policía nos dijo que nos abrazáramos unos a otros , nos cogiéramos de la mano y cerráramos los ojos. Solo los abrimos al salir del colegio», explicó la niña Vanessa Bajraliu, de nueve años al diario local «Hartford Courant». «Vi a los policías, a un montón de policías con armas en el pasillo», declaró la menor.

La alarma se extendió rápidamente por la región, y las autoridades ordenaron el cierre de todas las escuelas cercanas a Newtown, una población de 27.000 habitantes situada a un centenar de kilómetros de Nueva York. Ironías de la vida, la zona se estaba recuperando de los estragos causados hace semanas por el huracán «Sandy», antes de que la escuela que lleva ese nombre produjera un terremoto aún mayor en el ánimo de los norteamericanos.

«Fue horrible», declaró a la agencia de noticias Reuters Brenda Lebinski, que nada más enterarse de la noticia corrió al colegio donde estudia una hija suya de 9 años. «Todo el mundo -añadió- parecía preso de un ataque de histeria, padres, alumnos. Había niños saliendo de la escuela cubiertos de sangre. No sé si estaban heridos, sólo vi que estaban manchados de rojo».

Pánico en las aulas

Las primeras imágenes distribuidas por las televisiones mostraron coches de policía y ambulancias en la escena de la tragedia, y padres corriendo desde sus coches hacia las instalaciones escolares. El «Sandy Kook» contaba hasta ayer con 600 alumnos en los cuatro cursos de educación primaria.

Pese a los avisos transmitidos por la televisión de que los padres no debían dirigirse a la escuela, y tenían en cambio que limitarse a quedarse junto a sus teléfonos, muchos se personaron en las cercanías del colegio. Las escenas mostraban los abrazos de padres con algunos de los niños, y cómo en algunos casos los precipitaban a sus vehículos para llevárselos a casa pese a las consignas de las autoridades.

La madre de unos de los alumnos, que estaba dentro de la escuela durante el tiroteo, contó -según el testimonio de Brenda Lebinski- que durante la matanza «una de las profesoras se encerró en una de las aulas, y reunió a todos los alumnos en una esquina de la habitación».

Una de las alumnas, entrevistada por la emisora de televisión NBC, dijo que mientras estaba en una clase de gimnasia escuchó «varias explosiones muy fuertes. «Algunos niños empezaron a llorar y a gritar , y los profesores los trasladaron a una habitación cercana. Poco después entró un policía y nos dijo que saliéramos todos corriendo», añadió la niña no identificada por la NBC.

Otro niño, Brendan Murray, de nueve años, relató que estaba con sus compañeros en el gimnasio de la escuela cuando escucharon «un montón de golpes» y los profesores les ordenaron que se escondieran en un armario, donde permanecieron ocultos durante 15 minutos.

«Qué piensa un padre?»

«¡No puedo creer lo que está pasando!», declaró por su parte el padre de una niña, identificada como Alexa, en declaraciones a la cadena WTNH -filial local de la CNN-, «¡en un sitio tan pequeño como éste!». «¡No es posible, no es posible!», añadía su esposa, «y esto ha ocurrido aquí, tan cerca de casa».

«Mi hija estaba en una clase pequeña, en un grupo de lectura, cuando oyó explosiones», explicó a la cadena Fox News Lisa Procaccini. «Su maestro, y le estoy agradecida por ello, se resguardó con los niños en el cuarto de baño y cerró la puerta. Les dijo que tan solo eran golpes y tratasen de mantener la calma», declaró la madre a las puertas del centro.

Richard Wilford, un padre de un alumno de la escuela, se preguntaba desesperado: «¿Qué piensa un padre dirigiéndose a una escuela donde hay un tiroteo? Es el momento más aterrador de la vida de un padre ... No tienes ni idea».

Wilford explicó al «Hartford Courant» que su hijo Sandy, de unos siete años, dijo que había escuchado «cacerolas cayendo» cuando sonaron los disparos.

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