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Colombia vota «no» al acuerdo de paz con las FARC

Santos pierde su gran apuesta por la paz, y Uribe y Pastrana, subestimados, se alzan como vencedores del plebiscito

La comunidad internacional se queda con las manos vacías

Kelly Mendoza: «Ahora que renegocien de manera justa para todos, no sólo para ellos»

Carmen De Carlos

El mazazo resultó tremendo. Frente a todo pronóstico , el «No» superó al «Sí» en el plebiscito de Colombia. La opción contraria a los acuerdos de paz, alcanzados entre el Gobierno y las FARC , se impuso por una diferencia de poco más de sesenta mil votos . El 50,23 por ciento de los votantes no aceptó las concesiones que un 49,76 estaba dispuestos a ceder, con tal de jubilar a la guerrilla más antigua del continente.

El Presidente, Juan Manuel Santos , perdió anoche todo su capital político. La derrota frente a su gran apuesta por la paz le deja seriamente herido para los dos años que le quedan de Gobierno. La población no entendió -o entendió demasiado bien- lo que había en juego en el plebiscito. La idea de intercambiar impunidad por abandono de las armas, fue desterrada. Los colombianos quieren paz pero no a cualquier precio .

El alcance de esta decisión coloca a Colombia en una situación en extremo delicada . El país está partido en dos. Las FARC tendrá que decidir ahora si siguen negociando la paz (como sugirieron hace unos días) o vuelven al monte. La senda del desarme, la reconciliación y el principio del fin de la violencia guerrillera del grupo armado más antiguo del continente, quedó bloqueada anoche.

Las palabras de Santos por la mañana, al recordar a Ghandi, cayeron en saco roto. «No es el camino la paz sino la paz es el camino», reclamó el presidente que tuvo al alcance de la mano lograr lo que en seis ocasiones anteriores no pudo ningún Gobierno de la historia de Colombia.

Marginado por buena parte de los medios de comunicación, Álvaro Uribe fue el triunfador de la noche. « La paz es ilusionante, los textos de La Habana, decepcionantes », había reiterado antes de votar. El ex presidente se manifestó a “favor de seguir negociando” y en contra de unos acuerdos hechos a medida para las Farc.

El desconcierto en el que quedó sumido el Gobierno y la comunidad internacional que había apoyado sin fisuras el proceso resulta difícil de explicar. La ONU, con sus fuerzas de paz desplegadas, la UE y EE. UU y hasta el Vaticano quedaron descolocados. Lo mismo sucedió con los que hasta última hota tenían esperanza.

Yordan Ordóñez, ex paramilitar de las Autodefensas Unidas de Colombia (AUC), se encuentra entre los decepcionados. «Se que no es el fin de la guerra pero es el principio del fin», resumía cuando confiaba en que triunfara el «Sí». «A los 14 años –recuerda- entré en las AUC, más como un juego, por afinidad con los soldados de mi edad que por convicción ideológica. Cuando me di cuenta, era tarde y no podía meter la reversa (marcha atrás)». Yordan logró «salir, 10 días antes de cumplir los 18». Hoy entiende que «los chicos no deberían estar en esas organizaciones. En ninguna, les roban la infancia y la vida». Ahora trabaja para «reconciliarme conmigo mismo y con los demás » . Estuvo, «en muchas ocasiones en combate. ¿A cuántas personas maté? Es muy complicado saber si fuiste vos o fue el otro porque todos disparamos y yo no tuve ningún enfrentamiento cuerpo a cuerpo».

A la enfermera Kelly Juana Maza Mendoza , de 33 años, la alegría la desbordaba al conocer el escrutinio. «Planté mi 'No'», comenta firme. «Ahora que renegocien de manera justa para todos, no sólo para ellos» . A paso ligero había ido, «hasta el colegio Unicentro, en las afueras de Bogotá, para votar en contra porque no es verdad que se votaba entre la paz y la guerra. Lo que se votaba son los puntos que acordó Santos donde le entregaba el país a las Farc», insistía. «Llevo 16 años, 6 meses y 28 días desplazada (expulsada por la fuerza) de mi casa, de la tierra de mi familia». Salió «con lo puesto» y fue de un lado a otro. Ahora, después de haber visto con sus propios ojos, «matar a machetazos, a tiros, robarnos todo» vive en la periferia de Bogotá con su marido y un bebé. «Si hubiera salido el «Sí» Las FARC estarían, sin que nadie les hubiera votado, con diez curules (cinco escaños en cada Cámara). Tendrían, otros dieciséis provinciales en las zonas que ellos controlan porque ¿Quién se iba a atrever a hacer política allí? Iban a cobrar el mismo sueldo que el resto de los diputados, les entregaban tierras y dinero mientras para nosotros, los desplazados, no hay plata». Pletórica con el resultado corregía sus sospechas «ya no tendremos a Timochenko de Presidente, porque a este paso parecía que llegaba». Dicho esto, añade, «todos estamos a favor de la paz pero no a cambio de entregarles la democracia» .

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