Se elevan a cinco el número de fallecidos en las protestas de Bahréin

Cinco muertes que se producían tan solo 48 horas después de que Arabia Saudí enviara a su aliado regional cerca de un millar de soldados , encaminados a paliar los crecientes enfrentamientos generados en las calles de la capital del país. Y lo cierto, es que este golpe en la mesa de la casa de Saud ya muestra sus primeras consecuencias. Ayer, el monarca bahreiní, Hamad bin Isa al Jalifa, decidió imponer el estado de emergencia en todo el país -vigente por tres meses-, mientras que Emiratos Árabes Unidos anunciaba el próximo envío de un contingente conformado por al menos 500 policías.

Dos circunstancias que para Abdul Jalil, diputado de Al Wefaq -partido que representa a buena parte de la mayoría chií del país (70%) - constituyen «una guerra de aniquilación» por parte del Gobierno de Manama. Para Jalil, la monarquía de los Jalifa -cuyo reinado se extiende por más de dos siglos- ha iniciado una campaña contra sus propios ciudadanos, en la que denuncia decenas de detenciones contra miembros de la oposición.

Lejos queda ya la liberación «fantasma», el pasado mes de febrero, de cerca de 500 presos políticos, en una medida cuyas intenciones reales -dilatar el mayor tiempo posible la apertura de conversaciones con la oposición- ahora se vislumbran con total intensidad .